"Estad atentos porque no se puede ser un 'cristiano adormecido', ya sabemos que hay muchos, cristianos anestesiados por la mundanidad espiritual, sin impulso espiritual, sin ardor en la oración, que rezan como papagayos, sin entusiasmo por la misión y sin pasión por el Evangelio", sostuvo desde la ventana a los fieles en la Plaza de San Pedro.
Repasando el Evangelio, el pontífice instó a los fieles a no permitir que su vida espiritual "se ablande en la mediocridad".
Porque, sostuvo, esta actitud lleva a "dormitar, a seguir adelante por inercia, a caer en la apatía, indiferentes ante todo excepto con lo que nos conviene".
"Y esa es una vida triste, no hay felicidad ahí", avisó.