El negocio de los gigantes online vive de la confianza de sus clientes, y al menos ahora esa confianza se ha visto sacudida.
Y aún peor: Las empresas tuvieron que encajar que la NSA les apuñalase por la espalda con su todopoderoso programa de escucha, con el que se infiltró sin su conocimiento en el tráfico entre los servidores de Google y Yahoo, y posiblemente también de Microsoft.
Mientras la puerta de acceso a los grandes servidores se custodia como si de un tesoro bancario se tratara, los datos de los clientes circulaban a nivel interno con escasa protección. Un espionaje de este tipo sería indignante y también ilegal, señaló el presidente del consejo de administración de Google, Eric Schmidt, que ha sido hasta el momento el más crítico de Silicon Valley con el gobierno estadounidense. Las empresas trabajan ahora bajo presión para cifrar también su tráfico de datos interno.
No obstante, la pregunta es si será suficiente o si se ha dañado ya la confianza de los usuarios. Hasta la fecha hay sólo indicios aislados de que las revelaciones sobre la NSA interfieran en el negocio de las empresas. El proveedor de redes Cisco señala que debido a las preocupaciones sobre el espionaje ha perdido contratos en China, país donde tienen su sede dos de sus principales competidores, Huawei y ZTE.
Entretanto, cada vez se ofrecen más pronósticos sobre cuáles serán al final las pérdidas reales de estas grandes empresas tecnológicas estadounidenses. Un grupo de investigación de la industria estimó a fines de noviembre que las pérdidas hasta 2016 podrían sumar 35,000 millones de dólares. Una estimación anterior valoró los daños en unos 100,000 millones de dólares.
Un servicio que se ve especialmente amenazado con el escándalo del espionaje es el floreciente negocio de la nube (cloud), en el que los datos y el software están colgados en la red. En este servicio los que han ido marcando el camino son empresas como Google, Amazon y Microsoft.
La asociación Cloud Security Alliance realizó una encuesta de la que se desprende que uno de cada diez miembros fuera de Estados Unidos han cancelado sus contratos con proveedores estadounidenses de este tipo de servicios. La mitad de ellos dijo que era poco probable que fueran a trabajar con una compañía estadounidense.
Ello se ha convertido en una oportunidad para los competidores europeos, como por ejemplo la alemana SAP, que garantiza que los datos son administrados donde el cliente desea.
A su vez, el director de la empresa finlandesa F-Secure, Christian Fredrikson, señala que a la larga no se pagará sólo porque el lugar donde se manejen los datos sea Europa, sino que habrá que ofrecer también "la mejor tecnología". El gran tamaño actual de los competidores estadounidenses no constituye una ventaja decisiva: "Están en el negocio desde hace años y por ello tienen que mantener una gran cantidad de tecnología que ha quedado desfasada. En Europa somos más pequeños y manejables. Y precisamente en el sector del software, menos es más".
Tras las declaraciones críticas con la actuación de la NSA, destacadas empresas estadounidenses (entre ellas Google, Microsoft, Yahoo, Facebook y Twitter) pasaron a la acción en diciembre presentando una carta en la que piden a los políticos una reforma mundial de la vigilancia en Internet en la que se definan los límites.