En torno a 1,400 millones de musulmanes de todo el mundo celebran el final del ayuno con esta fiesta de tres días que, no obstante, no empieza a la vez: aunque según los cálculos en muchos países el Eid al Fitr comienza mañana lunes, en algunos podría tardar un día más, dependiendo de su latitud y de las condiciones atmosféricas para ver la Luna.
En estos días, los países árabes ultiman sus preparativos para la celebración. Egipto, por ejemplo, ha desplegado más aviones entre El Cairo y destinos vacacionales como Sharm el Sheij o Hurghada y más trenes entre la capital y Asuán, señalan medios locales. Los ciudadanos adornan sus casas con coloridos farolillos y preparan dulces y regalos. En los países del Golfo, muchos dedicarán estos tres días de fiesta a vacaciones, compras y reuniones familiares.
Ante la ruptura del ayuno, los medios árabes advierten ya de que no se puede volver de inmediato a los hábitos alimentarios previos al Ramadán. Esto, además de no ser sano, conlleva un aumento de peso, señala por ejemplo la red de noticias Al Arabiya, que recomienda los paseos matinales, tomar fruta y verdura y beber agua antes del almuerzo.
Con todo, una vez más los conflictos armados y las crisis económicas ensombrecen también el Eid al Fitr en muchos países del mundo árabe. En Irak, los ciudadanos evitaban las aglomeraciones en las festividades ya antes de la ofensiva de las milicias del Estado Islámico. El temor a nuevos atentados hace que muchos opten por las celebraciones privadas.
Por otro lado, millones de sirios tendrán que festejar el fin del Ramadán en saturados campamentos de refugiados o albergues provisionales mientras su país continúa desangrándose en una guerra civil.
En Libia, los enfrentamientos entre las milicias rivales son tan encarnizados que una gran fiesta resulta casi impensable en ciudades como Trípoli o Bengasi, mientras que en la Franja de Gaza la ofensiva israelí ha causado la muerte a más de mil personas, en su mayoría civiles.
En países comparativamente más estables como Túnez o Marruecos las autoridades decidieron aumentar las medidas de seguridad ante el temor a atentados terroristas por parte de grupos islamistas. Túnez, además, se encuentra sumido en una profunda crisis económica. Recientemente, medios locales señalaron que muchos tunecinos se endeudaron notablemente para hacer frente a los gastos del mes de Ramadán y el Eid al Fitr.(DPA)