El miedo de los británicos a islamistas de entre sus propias filas

¿Quién mató a James Foley? El asesinato del periodista estadounidense en Irak conmocionó a Occidente, y también a Reino Unido. Pero en ese país, el asesino atrajo más la atención que la víctima, ante la sospecha de que podría proceder de sus propias filas.

Reino Unido ha llamado a la búsqueda del verdugo del periodista, que lo decapitó ante las cámaras. Y es que la voz del yihadista, que combate por el grupo Estado Islámico y que aparece en el video totalmente enmascarado, tenía acento británico.

El hombre hablaba un "inglés londinense multicultural", según se ha dicho. El diario "The Guardian" va más allá y asegura que un antiguo rehén lo identificó como un británico llamado "John" que dirige a un grupo de compatriotas y que es experto en negociar rescates. La información no ha sido aún confirmada, pero bastó la sospecha para que el primer ministro británico, David Cameron, interrumpiera sus vacaciones familiares en Cornwall durante un día y convocara una reunión de crisis en Downing Street.

El caso "John" es el ejemplo más reciente y extremo de un problema que preocupa a los británicos desde hace años. En 2004 el predicador radical manco y tuerto Abu Hamsa fue encarcelado por defender la yihad en medio de Londres. Y también los autores del atentado islamista contra el metro de Londres en julio de 2005 eran británicos.

Los ciudadanos tienen también grabada en la memoria la imagen de un islamista hablando a la cámara con las manos manchadas de sangre, tras matar brutalmente con un cómplice al soldado Lee Rigby en una calle de Londres y a plena luz del día en mayo de 2013. Los asesinos habían nacido en Reino Unido.

"Homegrown", literalmente "crecido en casa" es como llaman los británicos a estos extremistas, de los que entre 400 y 500 luchan en Irak y Siria.

Dos galeses y un escocés llamaban a alistarse en un video propagandístico que apareció en junio y cada vez más padres desesperados piden ayuda por creer que sus hijos fueron a zonas de combate. Y el país se pregunta ahora: ¿qué ocurrirá cuando esos jóvenes descarriados vuelvan y traigan el terrorismo consigo?

Reino Unido sufre una lamentable falta de preparación para ello, escribe Maajid Nawaz, del think tank antiextremista "Quilliam", en la publicación "Times", alegando que "el gobierno no oye ni ve nada malo". Durante mucho tiempo imperó un "fetichismo de las minorías" y ahora el extremismo islamista atrae a los jóvenes. "Y nosotros no hacemos nada para evitarlo".

Algo de lo que el gobierno no quiere dejarse acusar: hace ya algunas semanas, Cameron calificó a los yihadistas de sus propias filas como "uno de los mayores peligros para el país". Miles de textos y películas propagandísticas se borraron de Internet y a los sospechosos de querer viajar al extranjero con esos fines se les retira el pasaporte, al tiempo que se controla a los sospechosos que regresan al país. Además comunidades y municipios intentan prevenir la radicalización con diversos programas apoyados por el Ministerio del Interior.

Pero los políticos y analistas consideran que eso no basta: el populista de derecha Nigel Farage exigió controles fronterizos más duros y que se prohíba a los islamistas volver al país. El diario "The Independent" propuso también más controles en las prisiones para evitar la radicalización. Pero el gobierno aún no ha reaccionado.

Quizá no sea casualidad que sea un combatiente occidental el que, en el video, decapite al rehén con un cuchillo. "Es una forma de elevar un conflicto concreto a un nivel más general", explica el investigador experto en radicalismo Matthew Francisc, de la Universidad de Lancaster en declaraciones a la BBC. Los terroristas muestran así que están activos a nivel internacional.

Una cuidada escenificación que ha logrado pleno efecto en Reino Unido. (DPA)