Al ambiente caldeado que rodea la elección, el próximo 3 de noviembre, del nuevo gobernante y el futuro Congreso se ha sumado, sin estar vinculada directamente, la decisión en torno a la vacante en el Supremo, cargo considerado clave para los próximos años en el país dado que es vitalicio.
ANUNCIO EN PUERTAS
Sin atender al debate político, Trump anticipó hoy que nominará este sábado a una jueza para el Tribunal Supremo, cuyo nombre aún se desconoce, aunque los medios hablan de cinco posibles candidatas entre las que destaca la jueza Amy Coney Barrett, con quien el presidente se reunió el lunes.
En ese grupo también ha sido mencionada la cubano-estadounidense Bárbara Lagoa, así como Allison Jones Rushing; la jueza federal Joan Larsen y la abogada de la Casa Blanca Kate Todd.
"Anunciaré mi nominado para el Tribunal Supremo el sábado, en la Casa Blanca", dijo este martes en Twitter el mandatario, que agregó que la hora exacta se anunciará más adelante.
Ya desde el lunes Trump había adelantado que planeaba hacer el anuncio el viernes o sábado y que quería que una mujer sustituyera a Ginsburg, fallecida el pasado viernes a los 87 años y convertida en un icono progresista.
La decisión de Trump de retrasar el anuncio hasta el fin de semana reduce todavía más el calendario para confirmarla en el Senado antes de las elecciones del 3 de noviembre.
PRESIDENTE AUN EN AÑO ELECTORAL
La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, defendió este martes que el presidente pueda nominar al sustituto de Ginsburg antes de las elecciones, un hecho que ha dividido opiniones y que llevó a activistas a protestar la madrugada del lunes frente a la casa del senador Lindsey Graham, jefe del Comité Judicial del Senado y quien en 2016 se opuso a una nominación del presidente saliente Barack Obama.
"No hay nada en la Constitución que diga que el presidente deja de ser el presidente en un año electoral", afirmó McEnany durante una conferencia de prensa.
Citando la Carta Magna, la portavoz argumentó que el gobernante puede hacer una nominación al Supremo en cuanto se produzca una vacante, "sin importar el momento".
Y puntualizó que Trump "ya nombró dos magistrados fuertes y conservadores para la Corte Suprema" y ahora "nominará a un tercero".
Quienes se oponen a la designación argumentan que el nuevo presidente debería tener la potestad de liderar el proceso de elección del nuevo juez del Supremo, aunque en la práctica no será hasta enero del próximo año cuando asuma quien resulte ganador en noviembre, así como el nuevo Congreso.
UNA BATALLA EN EL SENADO
El Senado, controlado por 53 conservadores frente a los 47 demócratas, se ha convertido en el escenario de una batalla que ha tenido lugar otras ocasiones.
Este año han vuelto a circular las imágenes de 2016, cuando el actual líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, bloqueó la votación de un magistrado nombrado por Obama, argumentando que era año electoral.
Además de Graham y McConnell, el senador Ted Cruz también se opuso hace cuatro años a esa designación.
La preocupación de fondo esta vez es el equilibrio del Supremo estadounidense, hasta ahora con una mayoría conservadora reflejada en muchas de las votaciones con 5-4.
"Nuestra mayoría en el Senado hará exactamente lo mismo en 2020 que en 2016: seguir la historia del Senado, seguir el claro precedente en cada situación y hacer exactamente el trabajo para el que fuimos elegidos. Vamos a votar por el candidato del presidente Trump a la Corte Suprema este año", señaló este martes McConnell en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el senador Chuck Schumer, que encabeza la minoría demócrata en el Senado, respondió en la misma red social que su partido lucha "por el legado" de Ginsburg y la salud de los estadounidenses.
"200,000 estadounidenses han muerto por COVID, pero el senador McConnell puso al Senado en 'pausa' por más de cuatro meses. Ahora quiere mover el cielo y la tierra para instalar a un nuevo magistrado que podría privar a los estadounidenses de la atención médica durante una pandemia", subrayó.
Schumer aludía al criticado manejo de la pandemia por parte de la Administración Trump, justo el mismo día en que Estados Unidos superó la barrera de las 200,000 muertes a causa del virus.
"El pueblo estadounidense no quiere que los republicanos sigan adelante con una confirmación. Saben que eso está mal", apuntó el líder demócrata en una conferencia de prensa posterior.
En un momento en el que cada voto cuenta, el senador republicano Mitt Romney, crítico con muchas de las decisiones de Trump, sorprendió con su decisión de apoyar la elección de un nuevo magistrado, la cual justificó en la Constitución y en el "precedente histórico".
"Si el candidato llega al pleno del Senado, tengo la intención de votar sobre la base de sus cualificaciones", puntualizó Romney.
El legislador agregó que su decisión "se basa en la inmutable imparcialidad de la ley, que en este caso es la Constitución" y el "precedente histórico", según el cual en un año electoral el Senado "no confirma al nominado de un partido opositor" sino al del propio.
McEnany afirmó este martes que en 29 ocasiones ha habido una nominación en un año electoral, y que 19 de estas ocurrieron con un Senado y un presidente del mismo partido, lo que resultó en 17 confirmados.
"El precedente está de nuestro lado", sentenció la portavoz.
Sin embargo, el diario The Washington Post indicó que en la era bipartidista, que señala comenzó con Abraham Lincoln en 1861, "solo ha habido 13 casos en los que se ha hecho una nominación a la Corte Suprema en el mismo año de una elección presidencial", tres de las cuales ocurrieron después de los comicios.
ENCUESTAS ENTRE ELECCION Y SUPREMO
Las encuestas se han convertido en el reflejo de la polarización, pero además en un indicador de que la preocupación sobre el nuevo magistrado se ha colado entre las consideraciones de los votantes.
Un sondeo de CNBC y Change Research difundido este martes reveló que la mayoría de votantes en seis estados clave en esta elección (Arizona, Florida, Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin) prefiere que sea el ganador de los comicios el que nombre al próximo magistrado ante el Supremo.
En esos estados -considerados indecisos y que junto a Georgia y Minesota suponen 127 de los 270 votos electorales que se necesitarán para ganar en noviembre-, el 52 % señaló que Trump no debería nominar a un juez si "se queda corto" ante el exvicepresidente y candidato demócrata Joe Biden, mientras que el 43 % consideró que sí.
A nivel nacional, el 57 % se opone a una nominación de Trump si pierde en los comicios frente al 37 % que lo apoya, según los resultados de la encuestas difundidos por CNBC.