Con todo, Peng tiene un aire tenso enfundada en su abrigo corto azul. Y tampoco Michelle, vestida con una blusa clara y chaleco oscuro y pantalón, parece más relajada. A través de su portavoz, la estadounidense había dejado claro antes de su viaje de una semana a China que su visita no es política, sino que se centra en educación y el intercambio entre ambos países. Con ella no ha viajado ningún periodista.
La visita supone un hito entre China y Estados Unidos, pues hasta ahora sólo en una ocasión una primera dama estadounidense visitó el gigante asiático sin compañía de su marido. Ocurrió en 1995, pero en aquel entonces Hillary Clinton iba a participar en la conferencia mundial de la mujer. Que ambas "first ladys" pasen un día juntas es algo totalmente nuevo.
Sólo unos pocos fotógrafos cuidadosamente seleccionados han podido inmortalizar el momento. A los periodistas sólo se les informa de parte de las conversaciones entre Michelle Obama y Peng Liyuan en la Ciudad Prohibida y durante la visita a una escuela de Pekín.
"Es una gran alegría poder recibirla aquí", dijo Peng según el protocolo oficial. "Las relaciones entre Estados Unidos y China no podrían ser más importantes", añadió Obama, según un comunicado de la embajada estadounidense. El miedo a un paso en falso parece tan grande que hay mucho cuidado en lo que se informa.
Ambas primeras damas tienen un par de cosas en común: las dos proceden de familias modestas y se han convertido en grandes modelos a seguir en sus respectivos países. Ambas tienen hijos: Malia y Sasha acompañan a Michelle Obama, mientras que la hija de Peng estudia bajo seudónimo en la universidad de Harvard, en Estados Unidos. Y probablemente ahí se acaben las similitudes.
Si a Obama se la considera combativa, Peng tiene más bien fama de moderada. Antes del ascenso de su marido a la cúpula china, ella era más famosa de Xi Jingping y se la conocía como "reina de la música popular china". Pero dejó a un lado su carrera por la de su marido. Desde que Xi en 2007 fue nombrado sucesor, Peng se fue retirando de la vida pública, aunque en China se la considera la primera "first lady" de verdad.
"Las anteriores primeras damas apenas tenían perfil propio. Peng Liyuan representa realmente algo", afirma el profesor Cheng Xiaohe, de la Universidad Popular de Pekín. Peng aporta glamour a la empolvada imagen de la cúpula china y sus grises soldados del partido.
Cuando en marzo del año pasado acompañó a su marido a Moscú enfundada en un oscuro abrigo, se convirtió de pronto en una estrella en China. Poco después, la censura intervino y borró los millones de fotos en las que aparecía en las redes sociales. Peng es un experimento de relaciones públicas para el partido.
Eso hace que el encuentro entre Obama y Peng sea especialmente complicado. En Estados Unidos, la primera dama tuvo que hacer frente a sonoras críticas, pues Peng Liyuan cantó para los soldados en la plaza de Tiananmen después de que estos aplastaran el movimiento de protesta de 1989, con centenares de muertos. Y ahora, Obama acompaña a Peng en vísperas del 25 aniversario de la masacre.
No obstante, la visita de Michelle Obama aplaca un poco los ánimos en Pekín tras la protesta por la recepción del Dalai Lama en la Casa Blanca. Y a comienzos de la semana que viene, Xi Jingping se reúne con el presidente de Estados Unidos en el marco de la cumbre nuclear en La Haya. (DPA)