Los libros son parte de miles de ejemplares sustraídos por soldados alemanes del palacio ruso en 1942. Algunos fueron regalados al entonces embajador y posterior disidente Friedrich von Schulenburg (1875-1944).
Durante 70 años estuvieron guardados en la biblioteca del castillo de Falkenberg, reconstruido por la familia Schulenburg. Los libros fueron heredados junto con el castillo a la generación siguiente, que se enteró este año de su procedencia por una investigación emprendida por un diario alemán.
"Es botín de guerra. No podemos quedarnos con él. Ahora está claro que estos ejemplares no nos pertenecen", dijo el conde Von Schulenburg en nombre de su familia.
Los libros, la mayoría de ellos escritos en francés, serán entregados al custodio del Palacio-Museo de Pavlovsk, Alexei Gusanov, en una ceremonia que tendrá lugar en la ciudad de Leipzig el 18 de este mes con motivo de la cuarta edición anual del "Diálogo Ruso-Alemán de Bibliotecas".
La devolución se produce en momentos en los que el tema del arte robado cobró nueva actualidad en Alemania con el espectacular hallazgo de unas 1,500 pinturas confiscadas o robadas a judíos durante el nazismo.
Las pinturas estaban en manos del hijo de un coleccionista de arte que se hizo entonces con cuadros de pintores como Pablo Picasso, Hénri Matisse o Marc Chagall que los nazis ordenaron descolgar de museos por considerarlas "arte degenerado" o que fueron arrebatados a judíos.