Cornelius Gurlitt debe recuperar cuanto antes aquellas obras que "le pertenecen fuera de toda duda" y que no están siendo investigadas como posibles casos de cuadros robados por los nazis a coleccionistas judíos, señaló el fiscal general de Augsburgo, Reinhard Nemetz.
El fiscal ordenó crear un equipo de expertos que investigará y esclarecerá el origen de los cuadros de la valiosa colección, que Gurlitt heredó de su padre, un conocido marchante con buenos contactos con el régimen nazi.
Según el estado actual de la investigación, algo más de 400 obras fueron adquiridas de forma legal y pertenecen a Gurlitt. El origen del resto debe ser aclarado para determinar si fueron robadas a judíos o confiscadas a museos por los nazis como "arte degenerado".
En una entrevista publicada el fin de semana por el semanario "Der Spiegel", Gurlitt, de 80 años, dejó claro que no devolvería de forma voluntaria ni uno solo de los cuadros y reclamó que le fuesen devueltos de inmediato.
El inusual hallazgo del tesoro en poder de Gurlitt fue difundido a principios de mes por una revista, pero se produjo en febrero de 2012, cuando la policía aduanera encontró por casualidad un total de 1,406 pinturas de grandes maestros en una casa del anciano en Múnich.
La colección incluye obras de genios como Pablo Picasso, Paul Klee o Hénri Matisse, algunas de ellas hasta ahora desconocidas. Los cuadros fueron confiscados y la fiscalía de Augsburgo investiga a Gurlitt por sospecha de evasión fiscal y desfalco.
Pese al anuncio del fiscal del caso, la devolución de las obras a Gurlitt plantea diversos problemas legales y prácticos, según diversos expertos.
Gurlitt no podría volver a guardar las obras en su casa porque no tiene seguridad suficiente para protegerla de robos. Su dirección ya es bien conocida y las piezas tienen un inmenso valor. Las primeras estimaciones consideraban que la colección completa vale alrededor de 1,000 millones de euros (unos 1,300 millones de dólares).
Entre tanto, las idas y vueltas con el tesoro irritaron a los herederos del conocido marchante judío Alfred Flechtheim (1878-1937), que reclamaron hoy una ley que regule la devolución de obras de arte robadas por los nazis.
La intención de Gurlitt de no devolver ninguna obra es "una noticia dolorosa para las víctimas del nazismo aún vivas y para sus descendientes", señalaron los abogados de los herederos de Flechtheim, Mel Urbach y Markus Stötzel.
Las posibilidades de recuperar obras robadas son "minúsculas", porque en Alemania falta una ley que regule el procedimiento, lamentaron. "Alemania debe sentar una base fiable, transparente y jurídica" como la que existe en Austria, añadieron.
Los herederos de Flechtheim llevan años reclamando la devolución de obras de Max Beckmann por parte de la colección de museos estatales de Baviera y de Renania del Norte-Westfalia y ya lograron la restitución de obras por parte de museos de Bonn y Colonia.
Una comisión mediadora probó que Flechtheim vendió los cuadros ahora devueltos ante la presión de los nazis. La misma suerte corrieron numerosos coleccionistas y propietarios de arte judíos durante el nazismo.