La cumbre de la Organización de la Cooperación de Shanghái (OCS) finalizó hoy, jueves, con el rechazo unánime de sus miembros a intervenciones unilaterales en los contenciosos regionales, como el sirio o el iraní, y algunos fiascos en el plano económico por desacuerdos entre Moscú y Pekín.
"Los líderes (de la OCS) se oponen a cualquier intervención armada que fuerce un cambio de régimen, así como desaprueban sanciones unilaterales", reza el comunicado que Rusia, China, Kazajistán, Kyrgistán, Tayikistán y Uzbekistán firmaron al finalizar el foro, que se ha celebrado entre ayer y hoy en Pekín.
La seguridad regional fue, sin duda, el tema que más acaparó el encuentro, y así lo sugirió el presidente chino, Hu Jintao, durante su discurso de clausura del foro regional, que presidió junto a su homólogo ruso, Vladimir Putin, en señal del liderazgo que ambos países ejercen en el bloque.
"Ahora que el terrorismo, el separatismo y el extremismo (los "tres demonios", suele denominar el gobierno chino) están en auge, es muy importante que los miembros de Shanghái ofrezcan una garantía efectiva de paz y seguridad a la zona", dijo.
Como muestra de la intención de convertirse en garantes de la estabilidad regional, sellaron una declaración (de un total de diez) para la "construcción de la paz y la prosperidad duraderas".
El viceministro de Asuntos Exteriores chino, Chen Guoping, dijo en una rueda de prensa que "algunos países han optado por vías no convencionales para interferir en los asuntos de otros, simplemente porque nos les gustan".
Por lo tanto, y bajo la batuta sino-rusa, la alianza de Shanghái se opuso a una intervención contra el régimen de Bachar al Asad y continuó su apuesta por el plan de paz del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, para poner fin al conflicto sirio.
El único añadido al clásico discurso de no injerencia de Rusia y China, que han vetado dos propuestas de intervención en Siria del Consejo de Seguridad de la ONU, consistió en la propuesta de ayer del canciller ruso, Serguéi Lavrov, de convocar una cumbre internacional (con Irán y Turquía) para buscar soluciones.
Tampoco hubo modificaciones en el rechazo de Pekín y Moscú a las sanciones de Estados Unidos y la UE contra el régimen de Teherán por su programa nuclear, y el viceministro chino remarcó hoy que "Irán tiene derecho a utilizar su energía nuclear de forma pacífica".
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, también presente en la cumbre, tuvo sendas reuniones estos días con el primer ministro, Wen Jiabao, y con el mandatario ruso, Vladimir Putin.
Una de las novedades de esta edición, que se celebra desde 2001, fue incluir a Afganistán como miembro observador, iniciativa que es vista como una señal de la voluntad de Rusia y China de hacerse fuertes en Kabul una vez se retire la OTAN en 2014.
Aunque Chen eludió responder si China tiene intención de ofrecer otra asistencia aparte de la "económica" a Afganistán, aseguró que "no se quedará un vacío de poder en la región".
Por otro lado, la OCS enfatizó su rechazo al empleo de escudos antimisiles, aunque sin mencionar el que la OTAN ya tiene operativo para defender su territorio y que Rusia mira con especial recelo, por su posibilidad de "perjudicar a la seguridad global".
Si bien Rusia y China hicieron frente común en el campo militar, en el que firmaron varios acuerdos que plantan cara al recién anunciado plan de Estados Unidos de traspasar el 60 por ciento de su flota naval a la región Asia-Pacífico para 2020, no limaron todas sus asperezas en la esfera económica.
Así, no salió adelante la propuesta china de crear un banco interregional, en el marco de la OCS, ni tampoco se firmó el contrato gasístico que Pekín lleva más de tres años fraguando con Moscú, fiascos que se debieron, según fuentes de la delegación rusa dijeron, a desacuerdos económicos entre ambas naciones.
En el caso de la entidad financiera, Rusia no estaría dispuesta a ciertas concesiones, como que el yuan reminbí fuese la moneda de cambio, ya que considera que China aumentaría su hegemonía económica en la región, dijeron estas fuentes.
Tampoco hubo entente en el contrato por el cual Rusia suministraría 70,000 millones de metros cúbicos de combustible al año a China, y que Pekín esperaba firmar estos días, debido a un desacuerdo en el precio entre ambos países.
No obstante, China hizo alarde de poderío económico y anunció hoy un préstamo de 10,000 millones de dólares a la Organización, destinados a promover el comercio, la energía y las telecomunicaciones, entre otros sectores, de los países miembros.
Los de Shanghái finalizaron los dos días de encuentros con el propósito de extender su influencia en la región, para lo que también integraron a Turquía en calidad de socio para el diálogo.