"Es una irresponsabilidad", dijo el presidente del CMJ, Ronald S. Lauder. El fiscal a cargo del caso, Reinhard Nemetz, mantuvo casi dos años en secreto el hallazgo del tesoro y ahora que el tema se hizo público quiere quitárselo de encima "lo antes posible", denunció.
Nemetz ordenó sorpresivamente este martes que Cornelius Gurlitt, el anciano de 80 años al que se confiscaron los cuadros, recupere "cuanto antes" aquellas obras que le pertenecen fuera de toda duda.
El fiscal pidió también crear un equipo de expertos que investigará y esclarecerá el origen del resto de la valiosa colección, que Gurlitt heredó de su padre, un conocido marchante con buenos contactos con el régimen nazi.
Según el estado actual de la investigación, algo más de 400 obras fueron adquiridas de forma legal y pertenecen a Gurlitt. El origen del resto debe ser aclarado para determinar si fueron robadas a judíos o confiscadas a museos por los nazis como "arte degenerado".
El CMJ, una de las mayores organizaciones judías del mundo, consideró que el tema debe ser tratado por las más altas instancias políticas de Alemania y no por un fiscal general de Augsburgo como Nemetz.
Lauder también reclamó que Alemania reforma los plazos de prescripción para el delito de obras de arte robadas y confiscadas por el régimen nazi a coleccionistas judíos y museos. Según el presidente del CMJ, esos plazos representan hoy el principal obstáculo para la devolución de obras robadas a sus dueños legítimos.