El Comité de Reglas de esa instancia legislativa se reunirá el miércoles para establecer un debate en el pleno, por lo cual se espera para el día siguiente la votación del plan que ya fue aprobado en el Comité de Medios y Arbitrios la pasada semana.
De acuerdo con el portal digital The Hill, especializado en temas del Congreso, los líderes republicanos están acelerando la operación de conteo de votos para garantizar que suficientes miembros de esa fuerza política respalden la propuesta.
Tal iniciativa, vista como la última esperanza del jefe de la Casa Blanca de terminar con una victoria legislativa importante antes del cierre del año, muestra muchas más opciones de éxito que los fracasados intentos de derogar y reemplazar la normativa sanitaria conocida como Obamacare.
Sin embargo, no todo parece seguro con este proyecto, fundamentalmente después de que el Senado presentara una versión de ley con notables diferencias con respecto a la de la Cámara baja, lo cual para algunas fuentes amenaza el cumplimiento del plazo de fin de año.
A ello se une que las victorias demócratas en las elecciones de Virginia y Nueva Jersey el martes pasado, vistas como un referéndum contra Trump, presionan más a la formación roja para lograr la aprobación de esta iniciativa.
Varios legisladores del partido advierten que, de no conseguirlo, no tendrán mucho que ofrecer a los votantes cuando busquen la reelección en los comicios de medio término del próximo año, especialmente después de las mencionadas derrotas en materia de salud.
Es improbable que algún demócrata de la Cámara baja vote a favor de la reforma fiscal, pero de cualquier modo el liderazgo republicano puede permitirse perder el apoyo de hasta 22 representantes y avalar la propuesta por sí solos.
Según cálculos de The Hill, menos de la mitad de ese número ha rechazado hasta ahora la normativa entre las filas de la fuerza roja, aunque algunos congresistas de estados mayoritariamente demócratas donde se cobran altos impuestos expresaron su desacuerdo.
Las propuestas de reforma fiscal de ambas cámaras del Congreso coinciden en buscar profundos recortes de impuestos para individuos y empresas, además de una reformulación del modo en que el país impone gravámenes a las multinacionales, que según varias fuentes saldrían beneficiadas.
Pero ambos planes tienen diferencias como el hecho de que el Senado quiere esperar un año para reducir la tasa corporativa del 35 al 20 por ciento, y desea eliminar por completo deducciones estatales y locales.
Otro de los varios elementos discordantes es que el diseño de la Cámara alta mantiene vigentes siete tramos de impuestos para individuos, el mismo número existente en la actualidad, mientras el otro plan pretende reducirlos a cuatro.