El escándalo de corrupción que conmueve a la sociedad argentina tuvo un capítulo clave gracias a Claudio Uberti, el ex titular del Órgano de Control de las Concesiones Viales (OCCOVI) que se entregó el pasado lunes a la justicia.
Ubert se convirtió en el primer exfuncionario de alto nivel en denunciar que él mismo recolectaba los millonarios sobornos en dólares en efectivo que entregaba personalmente a Kirchner, el ex presidente que falleció en 2010.
La fortuna ilegal, aseguró, se dejaba en la residencia presidencial de Olivos, en la Casa Rosada (sede del gobierno), en el departamento que los Kirchner tienen en Buenos Aires o se enviaba en aviones a Santa Cruz, la patagónica provincia que Kirchner gobernaba antes de ser presidente.
Explicó que un día llegó a la casa de los Kirchner en esta capital con 10 millones de dólares, “y como no estaban Néstor ni Cristina, pedí conocer el dormitorio pero no se podía pasar, estaba repleto de valijas, bolsos y mochilas con billetes".
También afirmó que en estas entregas estaba presente la ex presidenta, lo que complica la situación judicial de Fernández de Kirchner, ya que es la primera vez que un testimonio la imputa de manera directa como beneficiaria de los sobornos.
En la declaración de Uberti, que fue publicada en la prensa local, destaca la descripción del supuesto maltrato que el ex funcionario recibía de Kirchner, a quien acusó de gritarle, exigirle mayor recaudación de dinero ilegal, siempre en dólares, e incluso de agredirlo físicamente.
Uberti fue considerado una especie de “embajador paralelo” de Argentina en Venezuela cuando la relación de los Kirchner con el fallecido expresidente Hugo Chávez pasaba por su mejor momento, aunque estaba sospechosa de acuerdos ilícitos.
El exfuncionario salió del gobierno cuando estalló el escándalo de Guido Antonini Wilson, un empresario venezolano que en diciembre de 2007 fue detenido en el aeropuerto de Buenos Aires con 800 mil dólares en efectivo que siempre se sospechó eran enviados por Chávez para los Kirchner.
Uberti declaró en el marco de la causa que investiga el transporte de bolsas con dinero en efectivo, en pesos o dólares, que ex funcionarios kirchneristas supuestamente llevaban a los Kirchner.
Entre las múltiples historias de corrupción que hay en Argentina, esta se destaca porque pudo iniciarse gracias a una pormenorizada bitácora de los viajes que Óscar Centeno, el chofer de un alto funcionario, anotaba en un cuaderno.
En esas páginas, que publicó el diario La Nación, el empleado registró con sumo detalle hora y lugares de las entregas de dinero que se realizaban, así como a los pasajeros que llevaba y con quiénes se citaban.
La principal sospecha es que ese dinero formaba parte del circuito de corrupción que habrían armado los Kirchner con la participación de empresas, alguna de las cuales perteneció a la familia del presidente Mauricio Macri, y que sumarían por los menos 200 millones de dólares.
Hasta ahora, la causa ya acumula una docena de “arrepentidos”, una figura legal que les permite permanecer en libertad hasta el inicio del juicio y ser beneficiados con el recorte de sus penas.
Entre los “arrepentidos” destacan una docena de empresarios y un jefe de gabinete que ya reconocieron el pago de dinero ilegal, aunque dijeron que era para campañas electorales y no como sobornos por la adjudicación de obras públicas.