Los expertos de Bruselas que en septiembre se desplazaron hasta la zona para evaluar los controles fronterizos de personas y mercancías concluyeron que estos no atentan contra la legislación europea, dijo el portavoz de la comisaria europea del Interior, Cecilia Malmström.
Gibraltar, un territorio de 6.5 kilómetros cuadrados en el sur de la península Ibérica cuya soberanía reclama España desde hace siglos, es un punto recurrente de fricción entre España y Reino Unido.
La última crisis a propósito de la colonia comenzó cuando el Peñón lanzó en julio 70 bloques de hormigón a una zona en la que faenan pescadores españoles, impidiéndoles pescar, asegurando querer levantar un arrecife artificial para proteger la biodiversidad.
Como respuesta, España incrementó los controles en la frontera con la colonia, dando lugar a largas colas de vehículos e irritando a las autoridades gibraltareñas y al gobierno de David Cameron. El gobierno español justificó esa intensificación denunciando que las autoridades gibraltareñas no actúan con contundencia contra el contrabando.