"¿Está la reforma migratoria muerta? Absolutamente no", dijo hoy Boehner a periodistas en el Capitolio.
Sus palabras se conocen una semana después de que otras declaraciones suyas fueran ampliamente interpretadas como un portazo a cualquier esfuerzo por hacer avanzar la reforma migratoria.
"La idea de que vayamos a estudiar una propuesta de ley de 1.300 páginas que nadie se ha leído, que es lo que hizo el Senado, no va a suceder en la Cámara" de Representantes, dijo Boehner en ese momento.
Pero hoy insistió en que ello no significa que no haya otras alternativas.
"Hay muchas conversaciones privadas en marcha para tratar de decidir cómo avanzamos de la mejor manera con sentido común y paso a paso para atender este asunto tan importante", declaró este jueves.
"Desde el día después de las elecciones de 2012, he dejado claro que es hora de que el Congreso lidie con este asunto, creo que el Congreso tiene que lidiar con este asunto", agregó el presidente de la Cámara de Representantes, donde permanece estancada la reforma migratoria que ya fue aprobada en el Senado.
Los republicanos de Boehner han insistido de forma reiterada en que prefieren una estrategia fragmentada -ir aprobando leyes individuales sobre distintos aspectos del problema migratorio- en vez un solo paquete legislativo como el que pasó el Senado.
Pero aunque se han debatido casi media docena de propuestas en comités del Congreso, hasta ahora ninguna de ellas ha llegado al pleno para ser aprobada.
Y, de hecho, Boehner eludió hoy una vez más comprometer una fecha para ver nuevos avances legislativos.
Esta misma semana, el presidente estadounidense, Barack Obama, retó a los republicanos de Boehner a dar un paso de una vez en este sentido al mostrarse abierto a la estrategia de una reforma migratoria por partes, aunque puntualizó que cualquier iniciativa deberá incluir una solución para los más de 11 millones de indocumentados que viven en el país.
En la Cámara de Representantes "recelan de propuestas de ley integrales y, ¿sabe qué? si quieren dividir el paquete en cinco partes, siempre y cuando las cinco piezas sean aprobadas, no me importa cómo se hace, siempre y cuando cumplan los valores centrales" reclamados, dijo Obama en un encuentro con empresarios esta semana en Washington organizado por el diario "The Wall Street Journal".
El problema es una vez más el tiempo.
Consciente de que las elecciones parlamentarias del próximo noviembre dificultarán enormemente a partir de año próximo el debate sobre un tema tan controvertido para tantos legisladores -sobre todo conservadores, pero también algunos demócratas- como es el migratorio, la Casa Blanca ha presionado por que la reforma fuera aprobada antes de que acabe este 2013.
Pero en el Congreso sólo quedan ocho días laborables en 2013. Y aunque algunos activistas insisten en que es tiempo suficiente para al menos dar los primeros pasos que demuestren la voluntad de la cámara baja de tratar este asunto, la mayoría de analistas y legisladores coincide en que se puede dar por prácticamente perdida la reforma migratoria este año y, por ende, el próximo.
En una muestra del nerviosismo creciente entre los grupos de cabildeo y activistas que llevan meses y hasta años luchando por la reforma migratoria, muchas organizaciones han incrementado los últimos días las acciones para presionar a Boehner y otros líderes republicanos del Congreso.
Este mismo jueves, mientras Boehner hablaba ante la prensa, representantes sindicales, de grupos de cabildeo y migrantes acudieron a la oficina del presidente de la Cámara de Representantes en el Capitolio para hacer entrega de un paquete con un pavo para la fiesta de Acción de Gracias que se celebrará en una semana y una botella del vino tinto favorito del líder republicano.
"Nos levantamos cada día para hacer nuestro trabajo. Es hora de que el Congreso haga el suyo", dijo la sindicalista Esther López mientras los activistas llamaban a la puerta de la oficina de Boehner. Una puerta que nunca abrió.