Suu Kyi, que declaró hoy ante el tribunal especial de Zabuthiri por dos de los casos en su contra, también expresó "su tristeza por el deterioro de las condiciones económicas del país", según el canal de televisión Democratic Voice of Burma (DVB), que cita fuentes próximas al juicio.
No se sabe cuánta información tiene Suu Kyi, de 76 años, sobre la situación caótica que padece el país, ya que vive prácticamente incomunicada desde su detención el pasado 2 de febrero, cuando el Ejército dio un golpe de Estado y encarceló a los principales líderes políticos.
La líder electa, que en estos meses ha presentado signos de agotamiento físico, está acusada de cargos variopintos como la importación ilegal de "walkie-talkies", vulnerar las normas de la pandemia, la ley de secretos oficiales, incitación y corrupción.
La acusación más grave es la de transgredir la ley de Secretos Oficiales, una norma de la época colonial castigada con hasta 14 años de prisión.
La información sobre los procesos judiciales contra Suu Kyi y otras importantes figuras políticas quedó silenciada a mediados de octubre cuando el letrado Khin Maung Zaw, quien representa a Suu Kyi y también al expresidente Win Mying, indicó que la junta militar le prohibió hablar con los medios.
Los uniformados insistieron esta semana en que no permitirán que la depuesta mandataria se reúna con el enviado especial de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), Erywon Yusof, nombrado para mediar en el conflicto entre los militares y la oposición democrática.
El Ejército justifica el golpe de Estado por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales del pasado noviembre, cuyo resultado ha sido anulado y en las que el partido de Suu Kyi arrasó, como ya hizo en 2015, con el aval de observadores internacionales.