Wang, que ha aumentado sus cotas de poder en el régimen comunista en noviembre al ser nombrado principal jefe anticorrupción y miembro del Comité Permanente del Partido Comunista, se reunirá los días 18 y 19 con los secretarios de Comercio Exterior (Ron Kirk), Comercio (Rebecca Blank) y Agricultura (Tom Vilsack), entre otras autoridades.
Ambas partes celebran la vigésimo tercera ronda de diálogo comercial, un mecanismo iniciado en 1983 para resolver los conflictos económicos entre ambas partes y que este año puede ser usado por las autoridades chinas para mostrar su malestar hacia las limitaciones que según ellos sufren sus compañías en Estados Unidos.
El principal roce entre ambas economías en los últimos meses se produjo en octubre, cuando los gigantes tecnológicos chinos Huawei y ZTE fueron calificadas de "posibles amenazas a la seguridad nacional de Estado
Unidos" por el Congreso norteamericano, que recomendó a las firmas del país que no se asociaran a estas compañías.
Otro punto de fricción fue la decisión del presidente estadounidense, Barack Obama, de firmar una orden presidencial (un procedimiento que sólo se usa en casos excepcionales) contra otra firma de capital chino, Ralls Corp, para prohibirle que adquiriera granjas eólicas en Oregón (oeste de Estados Unidos), justificado también en la seguridad nacional ya que los molinos están cerca de una base naval.
Por otro lado, las medidas "antidumping" de Estados Unidos contra los productores de paneles solares chinos, que según Pekín han perjudicado gravemente a su creciente industria de las energías renovables, también pueden estar en la agenda de la delegación encabezada por Wang.
Estados Unidos podría usar esta nueva fase de diálogo para pedir a China que elimine las restricciones a la entrada de productos ganaderos norteamericanos, así como para reforzar sus peticiones de que el gigante asiático emprenda una lucha más decidida contra la piratería.
Los analistas señalan que el hecho de que China sea desde los últimos años el principal acreedor de Estados Unidos le otorga una posición de mayor fuerza en este diálogo, que el pasado año se celebró en la ciudad central china de Chengdu.