Francisco proclamó santos a Juan XXIII y Juan Pablo II

El papa Francisco proclamó hoy santos a sus predecesores Juan XXIII y Juan Pablo II en una solemne misa de canonización oficiada en la Plaza de San Pedro del Vaticano con la presencia de otro pontífice, el papa emérito Benedicto XVI, así como casi un millón de creyentes.

El cielo nublado no llegó a perturbar esta ceremonia de superlativos, en una abarrotadísima Plaza de San Pedro. Según el Vaticano, medio millón de personas siguieron la ceremonia en la plaza y los alrededores, mientras que otras 300,000 personas lo hicieron desde las pantallas gigantes que se han instalado tanto en las proximidades como en lugares emblemáticos de la capital italiana, Roma.

Para los fieles de la Iglesia católica se trata de un jornada única y emotiva por el hecho de contar con dos papas vivos que elevan a otros dos a los altares de la santidad. Ambos pontífices, a los que el papa definió como hombres de valor, fueron figuras clave del siglo XX. "Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron", aseguró Francisco en la homilía.

Especialmente celebrada fue la canonización del polaco Juan Pablo II, cuyo largo pontificado y numerosos viajes le hizo muy querido entre los feligreses de todo el mundo. Asimismo, su implicación en temas políticos, con su oposición al comunismo que vivió en su Polonia natal y el intento de asesinato que sufrió en 1981 le convirtieron en una figura de relevancia mundial.

A su muerte en 2005, Benedicto XVI asumió el ministerio petrino y él fue precisamente quien ordenó iniciar sin demora el proceso de beatificación (el paso previo a la canonización) de su inmediato predecesor, pero Francisco dispuso que Juan Pablo II (1978-2005) y Juan XXIII (1958-1963) fuesen canonizados en una misma ceremonia.

De este modo lanza así un mensaje de unidad dentro de la Iglesia al unir dos formas distintas de entender la fe.

"Juan XXIII y Juan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para actualizar la Iglesia según su fisonomía originaria. No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia", agregó Francisco, quien destacó el Concilio Vaticano II como el gran "servicio a la Iglesia" prestado por Angelo Giuseppe Roncalli (1881-1963). "Fue el papa de la docilidad al Espíritu Santo", concluyó en referencia a la labor transformadora dentro de la Iglesia que realizó el pontífice italiano, conocido como el "papa bueno".

De Juan Pablo II dijo que fue "el papa de la familia". "Él mismo, una vez, dijo que le habría gustado ser recordado como el papa de la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el cielo, ciertamente acompaña y sostiene".

A partir de ahora, Juan Pablo II y Juan XXIII, serán recordados en el santoral el 22 de octubre, la fecha en la que el polaco Karol Wojtyla inició su ministerio petrino, y el 11 de octubre, rememorando así el día en el que comenzó el Concilio Vaticano II convocado por Roncalli.

Al término de la eucaristía, que fue concelebrada por unos 150 cardenales y 700 obispos, Francisco agradeció a los participantes en esta "fiesta de la fe", así como a las autoridades italianas implicadas en su organización. Los peregrinos recibieron con aplausos sus palabras.

También se escuchó una ovación cuando el argentino Jorge Mario Bergoglio saludó al alemán Joseph Ratzinger, retirado desde algo más de un año, al inicio y al final de la ceremonia, igual que hiciese en febrero pasado, cuando Benedicto XVI asistió a la creación de nuevos cardenales.

Entre los jefes de Estado presentes se encontraba el rey de España, Juan Carlos, quien entró acompañado de su esposa Sofía, quien, haciendo uso de su prerrogativa como reina católica, iba vestida de blanco, con peineta y mantilla también blancas. El resto de las asistentes iban de riguroso negro.

El papa volverá a ver a los reyes de España este lunes, cuando los reciba en audiencia por primera vez. El papa mantuvo una apretada agenda estos días con audiencias, entre otros, el viernes con el presidente electo de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y el sábado con el jefe de Estado de Honduras, Juan Orlando Hernández, que fue recibido en audiencia el sábado. Ambos estaban hoy en la ceremonia de la canonización, junto con el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y el de Paraguay, Horacio Cartes, que probablemente se entrevistará con el papa el martes.

Ni siquiera el pontífice pudo librarse de la moda de los "selfies" y algunos representantes de las delegaciones oficiales le pidieron al pontífice hacerse juntos una autofoto mientras éste les saludaba.

Frente a la cortesía diplomática que se percibe en estos encuentros protocolarios, al papa se le vio mucho más desenvuelto y encantado cuando salió a saludar a los cientos de miles de personas que se congregaron en el lugar.

Creyentes de todas las razas y lenguas, discapacitados en sillas de ruedas, ancianos con muletas e incluso niños de corta edad estaban desde primera hora en la plaza. Ninguno de estos católicos quería perderse la histórica jornada. Banderas de todos los países pero sobre todo de Polonia, Argentina, España o México se vieron ondear entre las enorme columnata que cerca San Pedro.

Cientos de personas pasaron la noche a la intemperie a fin de poder acceder a la plaza vaticana. A las cuatro de la mañana se podía ver todavía a peregrinos durmiendo en la calle, mientras una marea humana se apresuraba ya a hacer la fila para entrar. A las 05:30 (03:30 GMT) se permitió el acceso a la plaza.

Los servicios de protección civil y de asistencia sanitaria trabajaron durante toda la noche sin descanso. En los hospitales de campaña instalados en el área se atendieron sobre todo casos de fatiga. "La gente está muy cansada. Y acaba mareándose con tanta gente alrededor", señaló a dpa una voluntaria de la Cruz Roja.

Pese a las muchas horas de pie, se escuchan pocas quejas de los voluntarios que han participado en este impresionante despliegue logístico. Muchos de ellos son creyentes. "Es una oportunidad única estar hoy aquí", señalaba una joven ama de casa italiana, miembro de la orden de Malta. (DPA)