De acuerdo con el estudio del centro independiente Public Religion Research Institute, el 63 por ciento de los encuestados está a favor de una vía para la ciudadanía siempre y cuando los indocumentados cumplan con ciertos requistos. Otro 14 por ciento dijo preferir que se les ofrezca la posiblidad de convertirse en residentes permanentes, pero sin la posibilidad de lograr algún día la ciudadanía.
Frente a estas posturas, sólo un 18 por ciento se mostró a favor de identificar y deportar a todos los inmigrantes que viven en Estados Unidos de forma ilegal.
La mayoría a favor de la vía a la ciudadanía se mantiene también entre los diferentes partidos, preferencias religiosas y lugar de residencia de los encuestados, destaca el sondeo, realizado este mes entre 1,005 personas y que tiene un margen de error de 3 por ciento.
Si da además la circunstancia de que la "sólida" mayoría, como la definió "The New York Times", que apoya la vía a la ciudadanía ha permanecido invariable durante todo el año, ya que también en marzo y en agosto el 63 por ciento de los encuestados dijo apoyar esta opción, calificada por Obama como requisito indispensable de cualquier propuesta de ley migratoria que llegue a su mesa.
La encuesta fue publicada unas horas antes de que Obama pronuncie, este mismo lunes, un nuevo discurso en San Francissco reclamando una reforma migratoria, su renovada promesa electoral que sin embargo está chocando con la inacción de la Cámara de Representantes, dominada por la oposición republicana.
Según adelantó una fuente de la Casa Blanca bajo condición de anonimato, en su alocución Obama volverá a resaltar los "principios clave" que exige en cualquier propuesta legislativa migratoria: que sea un esfuerzo bipartidista, que refuerce la seguridad fronteriza y que cree un "camino ganado a la ciudadanía" para aquellos que cumplan con varios requisitos, entre otros pagar impuestos atrasados y tener conocimientos de inglés.
Obama "instará a los republicanos de la Cámara de Representantes que tome este asunto de forma bipartidista lo antes posible".
El Senado, de mayoría demócrata, aprobó una propuesta de reforma migratoria que preveía una vía condicionada y larga hacia la ciudadanía a cambio entre otros de un controvertido incremento en la seguridad fronteriza, pero la iniciativa está paralizada desde entonces en la cámara baja.
El tiempo es el enemigo reconocido de la reforma migratoria. Muchos analistas coinciden en que si no se logra un paso definitivo antes de que acabe el año o como muy tarde en las primeras semanas del próximo, los esfuerzos volverán a fracasar en vista de que las elecciones parlamentarias de noviembre de 2014 pondrán probablemente un freno a las discusiones sobre un tema que sigue generando tanto rechazo sobre todo entre los sectores más conservadores.
El problema es que apenas quedan un puñado de días laborables en este Congreso y que el presidente de la Cámara de Representantes y líder republicano en el Capitolio, John Boehner, no ha emprendido aún ninguna acción concreta para llevar al pleno de la cámara baja la discusión de alguna propuesta migratoria.
Frustrado ante esta inacción, Obama aseguró la semana pasada estar dispuesto incluso a aceptar que el Congreso pase la reforma migratoria de forma fraccionada, en varias leyes diferentes, siempre y cuando en su conjunto éstas salvaguarden todos los principios que ha trazado, pero hasta la fecha no se ha producido siquiera un gesto en este sentido.