Lacoste paseó elegancia, un sabio uso de la monocromía y algún patinazo en el estampado en su presentación de su colección primavera-verano 2014. Rectitud, sensación plástica y la paleta de colores habitual de la marca, aunque con la intrusión de la raya blanca, omnipresente, como si sus prendas reflejaran un rayo de luz.
El director creativo de la marca, el portugués Felipe Oliveira Baptista, dice jugar al tenis con su colección. Líneas rectas que se cruzan sobre un campo delimitado y sus modelos parecían hoy recogepelotas estoicos y uniformados.
Dando un toque modernista al "sport chic", el portugués crea abrigos y chaquetas flexibles para los hombres, mientras que da seducción a la mujer con capas superpuestas, con faldas trapecio plisadas y túnicas refrescantes.
Siempre entendiendo que su colección, que promueve la fluidez sin olvidar la estructura, es para el tiempo libre y el ejercicio moderado. Para relajarse, no para competir. Comodidad y esparcimiento.
Sin dejar de recurrir a su espíritu clásico, reinventa su prenda más significativa, el polo, y su material de siempre, el punto imperial, para someterlo al trampantojo, ya que lo enmarca hasta crear siluetas dinámicas, un efecto casi tridimensional.
Organza de nylon y crepés fueron otros de los materiales que desfilaron bajo el símbolo del cocodrilo que, desde 1933, ha extendido su emporio desde Francia a todo el mundo.
El otro desfile destacado de la jornada fue el de Hervé Leger, otra de las líneas del francés afincado en Estados Unidos Max Azria y su esposa Lubov, responsable creativa del grupo, que agrupa ya más de veinte marcas.
Para este desfile, Max y Lubov apostaron por los vestidos geométricos y pantalones, a menudo con muchas cremalleras, a veces de ganchillo y en otras de cuero.
Los vestidos y pantalones combinaban en ocasiones con cinturones/corsés de cuero, que ciñen la cintura y dan estructura a los conjuntos, de estética decididamente urbana.
También hubo bodys de pisar la calle, y micropantalones combinados con tops muy pequeños, de forma que algunos conjuntos eran poco más que un bikini. También en cuero o en jacquard.
En colores, destacaban sobre todo el negro y el alabastro, aunque también había algo de plata.
Mientras que esta primera parte del desfile tuvo amplios toques de neopunk y Mad Max, la segunda mitad del desfile fue más reposada y estuvo protagonizada por vestidos con líneas rectas en estampados geométricos, a veces en cuadrados concéntricos, en los que las líneas eran de texturas y colores diferentes.
También hubo muchos flecos, repartidos por distintos puntos de las prendas, a menudo colocados de forma asimétrica,
Aquí, Max y Lubov Azria se permitieron un poquito más de alegría cromática, al incluir distintos grados de azul medio, aunque en cantidades muy medidas, lo que dejó una impresión sobria en los colores, básicamente negro y neutros.
Como calzado, sandalias muy de alto tacón geométrico y con una tira muy ancha en el tobillo, a fin de dejar el máximo del pie al descubierto, o algún "peek toe", siempre en colores negro y carne. (EFE)