Algo tímida, pero segura de sus conocimientos, Irma cuenta que se siente orgullosa de ser partícipe de este magno evento que, más allá de divertir a los visitantes, difunde sus costumbres y su filosofía de vida.
Entrevistada en el Parque Takilhsukut, explica que desde hace más de 15 años se dedica a la sanación. Al llamarse a sí misma partera, curandera y sobadora, asegura que su trabajo es su vida y por ello disfruta compartir con las personas sus experiencias y más aún, sanar a sus pacientes.
Ahora, sonriente ante la cámara, detalla que durante Cumbre Tajín siempre se ubica en la zona de Temascales Totonacos, pues se imagina que está en el vientre de una mujer, donde, con el calor nada malo puede pasar y, al contrario, es donde mejor se puede purificar.
“Yo curo empachos, sumida de molleras, atiendo partos y ayudo a las mujeres durante las amenazas de aborto deteniéndolos; también acomodo y evito que la matriz caiga, sobo a las mujeres y acomodo las caderas… es muy bonito mi trabajo aunque es muy cansado”, relata.
En el baño de temascal, agrega, “yo curo a las mujeres que no pueden tener hijos: las sobo, les acomodo la matriz, les cierro la cadera, las sacudo de la pierna siete veces y ya después me da gusto que vuelvan con sus bebés en brazos.
“Me siento orgullosa, ese es mi mejor pago, ver a las mujeres ya fértiles y con sus embarazos. En el baño de temascal también curamos sustos y dolores de huesos”.
De igual forma, Irma también hace jabones a base de hierbas, con el fin de aliviar ronchas, granos, caídas de cabello, manchas en la piel y paño. Las pomadas no pueden quedar atrás, ya que son indispensables para sobar partes del cuerpo adoloridas.
“En mi centro yo hago consultas y limpias, si encuentro algún dolor o enfermedad yo los curo… lo mejor para mí y mis compañeros sanadores es que se difunda nuestra buena labor porque lo único que hacemos es ayudarlos, queremos que todos estén bien”, menciona.
Para finalizar, Irma mandó un mensaje a todas las personas a no cerrar su comunicación con su corazón y el Creador, y sobre todo a fortalecer su fe, porque sólo así es como se pueden sanar de cualquier enfermedad o maldad.
“Yo no sé leer ni sé escribir, yo no conozco las letras, ni cómo hacer mi nombre, pero gracias a Dios aquí estoy; tuve 10 hijos y ahora me siento feliz porque me gusta mi trabajo y espero que todas las personas nos conozcan durante la Cumbre Tajín”, asegura.