A través de un diagnóstico basado en un modelo de análisis de los diversos pilares competitivos que guardan las entidades federativas en México de 2005 a la fecha, y su respectiva evolución, la obra escrita por los académicos del Tecnológico de Monterrey, Campus Guadalajara, Alfredo Molina Ortiz, Director de Innovación y Desarrollo Regional y Clemente Hernández Rodríguez, titular de la Cátedra Asia Pacífico, busca ofrecer una perspectiva de nuestro país en este ámbito cada vez utilizado en el mundo financiero y de las organizaciones mismas.
“Por economía basada en el conocimiento se entiende aquello que busca lograr progreso a través del capital intelectual; aprovechar los recursos mediante el saber, independientemente del nivel de desarrollo; saber utilizar las técnicas y herramientas disponibles en el momento. Se basa, pues, en lo que la gente conoce”, señalan los académicos.
A nivel global, la economía basada en el conocimiento es un estándar de competitividad para el desarrollo económico. Por esta razón Molina Ortiz y Hernández Rodríguez se plantearon la necesidad de generar un estudio y análisis locales –que no existía- y el resultado fue este libro: “La Economía basada en el Conocimiento: La evolución de los Estados Mexicanos”.
El texto analiza a fondo la situación de cada estado en cuanto a los distintos pilares en los que se cimenta este modelo de desarrollo: el capital humano y uso del conocimiento, la experiencia internacional y atractivo para competir en mercados internacionales, avance de los sistemas regionales de innovación, infraestructura para compartir información y marco institucional. Además señala las mejores prácticas a nivel ciudad en la instrumentación de acciones para impulsar este tipo de economía.
Los estados que “saben” má
El Tecnológico de Monterrey ha estudiado de manera consistente este fenómeno en México, pero fue en el Campus Guadalajara que desde 2005 Alfredo Molina y Clemente Hernández desarrollaron el primer estudio sobre la perspectiva, uso y evolución del manejo del conocimiento por toda una entidad federativa y reflejaron en la obra “La condición de los Estados Mexicanos”.
Los resultados del nuevo texto editado este año arrojan que la entidad con mayor avance en el ejercicio de la economía del conocimiento, es Querétaro. De igual forma cita que los tres primeros lugares en ese estudio son ocupados por el Distrito Federal, Nuevo León y Querétaro.
Jalisco se ubica dentro de los primeros 10 lugares aunque en algunos de los pilares estudiados ocupa el primer lugar como: infraestructura de información, comunicación y tecnología. En sistemas de innovación y capacidad de emprendimiento tiene el segundo lugar. En el aspecto de capital humano ocupa el séptimo sitio, aunque en el marco institucional y capital social tiene el lugar 28.
“Una de las novedades principales de la edición es que, además de brindar un diagnóstico actualizado, permite hacer un comparativo con la edición pasada. Además, se agregaron nuevas variables a la metodología, las cuales no tienen precedente en ningún otro estudio en México. También se hizo una muestra intermedia de 2008, todo esto determinado en una dimensión regional” señalan los autores.
El estudio además presenta recomendaciones para lograr avances en economía basada en el conocimiento para lograr así potenciar el desarrollo de las entidades, incluso cita las mejores prácticas en diversas naciones.
“Esta nueva edición es mucho más rica porque ya tenemos no sólo una fotografía, sino una película, porque tenemos tres muestras de información y podemos ver la dinámica de las condiciones de las entidades federativas; por eso la diferencia en el nombre de hace seis años que decía ‘La condición de los Estados Mexicanos’, al de ahora de ‘La evolución de los Estados Mexicanos’”, comenta Alfredo Molina.
Análisis inteligente
En la Misión 2015 del Tecnológico de Monterrey se plantea la estrategia de ser un agente importante en el desarrollo de la economía basada en el conocimiento, y por ello, se realiza este análisis para México. Es un reporte de las condiciones del país para desarrollar este tipo de iniciativas e impulsar las acciones regionales hacia una economía basada en el conocimiento.
“En esencia es ver si los Estados tienen las condiciones apropiadas para generar esto. Cuando uno piensa en economías basadas en el conocimiento se piensa en el desarrollo tecnológico, pero no necesariamente es así. Se trata de ver qué está pasando y la evolución de tres fotografías en el tiempo, y poderlas mover nos daba esa impresión dinámica“, afirma Clemente Hernández.
En lo que respecta a la metodología, Hernández agregó: “una de las grandes aportaciones justamente es en el aspecto metodológico, porque en lugar de tomar a nivel de variable los resultados, lo que hacemos es un ordenamiento, donde se clasifica de mejor a peor y en esos términos anulas el efecto de la unidad; entonces cada una de esas variables van a incorporarse a los pilares mencionados”.
Un descubrimiento interesante es que en su obra, plantean la confirmación de que la economía basada en el conocimiento es un fenómeno regional y local, no nacional, y que el desarrollo y las iniciativas con mayor éxito son también locales.
“En esta segunda versión nos abocamos a identificar en cada uno de estos cinco pilares, cuáles eran algunas de las mejores prácticas como políticas públicas o acciones locales que se habían hecho en otras partes del mundo y que les había resultado”.
Clemente Hernández también acotó que “una de las ventajas del libro es que está bien ilustrado, es decir, tanto las gráficas como los mapas en color nos muestran la evolución en forma visual; entonces, prácticamente cualquier estudiante podría darse cuenta de qué ha pasado en términos de un comparativo”.
Ambos académicos consideran que impulsar la economía basada en el conocimiento es una estrategia clave para que México mejore su situación competitiva en el entorno global, contra los países desarrollados o contra los países emergentes.
El texto va dirigido a empresarios, profesores, comunidad en general, desarrolladores de innovaciones, usuarios del conocimiento, gente que toma decisiones en las cámaras o en dependencias de gobierno, consejos nacionales de ciencia y tecnología, y en el caso de las PyME’s, es un elemento clave para orientar al emprendedor sobre dónde poner, colocar o empezar a visualizar sus mercados de innovación.