Ante la presencia de la mandataria chilena Michelle Bachelet, quien llegó este miércoles a la capital argentina para cumplir una visita de trabajo, varios artistas de los dos países se dieron cita en el escenario del mítico Colón para rendirle homenaje a Violeta Parra, quien vivió en Argentina por cinco meses en 1962.
Encabezado por sus nietos Javiera y Ángel Parra, el tributo a quien es considerada la cantautora más trascedente de la música chilena, llenó todos los espacios del teatro, el cual suele albergar más música docta que popular.
La orquesta estable del Teatro Colón, dirigida por el maestro chileno Guillermo Rifo, tuvo un papel fundamental en este homenaje, con vibrantes arreglos para temas como “Casamiento de negros”, cantada por Kevin Johansen, y “Santiago penando estás”, interpretada por Beto Cuevas.
De la misma forma, los músicos del recinto bonaerense destacaron en canciones como “Volver a los 17”, cantada por Javiera Parra; “La lavandera”, interpretada por Soledad Pastorutti, y “Gracias a la vida”, que contó con todos los cantantes sobre el escenario.
Fue precisamente con este tema, al cierre del concierto, donde la emotividad llegó a su punto máximo y los cientos de asistentes corearon con emoción este verdadero himno a la vida grabado por Violeta Parra en 1966, poco antes de su suicidio, al año siguiente.
“Gracias a la vida” fue incluido por la cantautora en el disco “Las últimas composiciones”, el cual es considerado por expertos como una especie de “epitafio adelantado” porque ella habría preparado esa producción sabiendo que sería la última de su carrera.
Así como esta canción marcó el legado de Violeta, también marcó el homenaje a su figura en Argentina, el cual será recordado como una de las noches donde en el elegante e histórico Colón resonaron los temas más populares de la inmortal cantautora chilena en voces de, entre otros, Gepe, Roberto Márquez, Patricio Manns y Sandra Mihanovich.
Un homenaje a la vida y a las raíces del folclore chileno que gracias a Violeta no se olvidan y que, por el contrario, se convierten, a 50 años de su muerte, en dignos embajadores de la cultura de Chile en el extranjero.