En un espacio de madera instalado en una de las plazas del Museo del Louvre, Vuitton desveló su particular "regreso a los orígenes" que rindió tributo a la "Belle Epoque" combinando arte y sastrería en una adaptación "dandy".
Una idea de la moda ligada a la cultura, según su diseñador Nicolas Ghesquiére, que inspira para mezclar diferentes estilos sin preocuparse de parecer "demasiado masculina".
Colores violetas, blancos y verdes con algún golpe de amarillo, azul y naranja en una línea de faldas largas y asimétricas, que caen hacia atrás como una cascada, americanas rectas y sombreros abombados.
Las mangas abullonadas, los vestidos de seda estampados y los vestidos de muñeca recordaron al estilo del París de los años 70, recuperado hoy por los aficionados de la moda gracias a las tiendas de ropa de segunda mano.
No faltó la falda de patinadora, una de las siluetas preferidas del diseñador de la firma, Nicolas Ghesquiére, ni sus recurrentes botines de medio tacón.
El desfile estuvo enmarcado por un vídeo de la artista transexual Sophie Xeon, que alcanzó el éxito con sus colaboraciones con Madonna o Lady Gaga, y que puso la música a la pasarela con su canción "It's okay to cry" creada especialmente para Vuitton.
La marca hizo además saber a sus invitados que la madera sobre la que se sentaban era de bosques sostenibles y que sería donada posteriormente para un proyecto artístico a la asociación ArtStock.
En paralelo, el desfile de Lacoste fue una serie de efemérides: Louise Trotter, la primera mujer en ocupar el puesto de directora creativa en la historia de la marca, celebró el desfile en el estadio de tenis Roland Garros por primera vez en la historia de la marca que fue fundada por el célebre tenista René Lacoste.
Los asistentes, sentados de espaldas al campo, pudieron disfrutar a su llegada de un peloteo entre dos campeones alevines de tenis comentado por un juez profesional que amenizó la espera.
Ya en pasarela, los modelos presentaron una colección mixta desfilando bajo las gradas del estadio y rodeado por la vegetación del jardín de Auteuil.
La paleta de color fue más amplia que la de la primera colección de Trotter el pasado mes de marzo e incluyó principalmente prendas de colores sólidos.
Se combinaron y sucedieron el camel, el caramelo, los verdes pino, menta, abeto y militar, con azules marino, rosas bebé y salmón, amarillos y vainilla.
Las prendas destilaron ese estilo deportivo elegante que define a la marca, modernizado con un patronaje amplio tanto en los estilismos deportivos como en los más refinados.
El clásico polo de algodón picado se sobredimensionó con un cuello maxi, las mangas largas al codo, un picado más grueso y el cocodrilo más grande.