La ciudad de Viña del Mar, que se encuentra a unos 110 kilómetros de Santiago, cada año acoge en pleno verano austral este certamen, que se ganó la fama de ser el más grande del mundo por su extensión de seis días consecutivos.
"Expectación y gente", así resume Katerin Velis, una vecina de Valparaíso -la ciudad contigua a Viña- el ambiente que se genera en la también conocida como "Ciudad Jardín".
Miles de extranjeros pero también chilenos se desplazan a esta ciudad para vivir el ambiente de las calles, que se llenan de vendedores ambulantes con gorras, camisetas y accesorios que llevan el nombre de los artistas que aparecen en la parrilla del certamen.
Marianela Rojas se desplazó desde Talca -a unos 350 kilómetros al sur de Viña del Mar- para ver con su madre este miércoles el concierto del cantautor mexicano, Marco Antonio Solís.
"Este festival es una tradición y ha puesto a Chile en el mundo. Después de seguirlo todos los años por televisión este año vine por primera vez", explicó Rojas.
Poco queda de aquel primer evento que en 1960 empezó a captar la atención de los habitantes de Viña, que de forma improvisada llevaban sus propias sillas al césped del Palacio de la Quinta Vergara para escuchar el concurso de canciones, que debían versar sobre esta ciudad que mira al Pacífico.
Julio Iglesias, The Police, Sting, Simply Red o Sheena Easton son algunos de los rostros conocidos que han desfilado por este certamen durante los últimos años, como jurado o artistas invitados, e inevitablemente han hecho que se olvide el propósito original de este festival, que cada edición sigue eligiendo a la mejor canción folclórica e internacional.
A pesar de que esta competición pasa cada vez más desapercibida, la cantante colombiana Shakira fue uno de los descubrimientos del Festival de Viña cuando en 1993, con 16 años y aún desconocida, representó a su país aunque no con mucho éxito, ya que no quedó clasificada.
Desde su tercera edición, el anfiteatro de la Quinta Vergara, que tiene una capacidad de hasta 15.000 personas, sustituyó el jardín en que el público se sentaba para disfrutar de este espectáculo, que llegó a durar diez días y en el que podían ingresar hasta 25,000 personas.
Con este nuevo espacio, el Festival adquirió una fama que traspasó sus fronteras y empezó a retransmitir el evento a múltiples canales internacionales.
Su ecléctica parrilla es uno de sus mayores atractivos ya que en cada edición mezcla los sonidos clásicos con los más nuevos.
En 2017, los organizadores llevaron en un mismo cartel a la cantante Isabel Pantoja y el colombiano Maluma, con su reguetón más polémico, y en la edición anterior también se pudo ver a Miguel Bosé -el artista que más veces ha estado en este festival con un total de 10 presentaciones- y al grupo cubano Gente de Zona.
Este año el mayor contraste lo representan las baladas románticas de Raphael con la música más urbana de la cantante más joven, Becky G, que a sus 21 años lideran la lista de éxitos a nivel mundial.
El escenario de la Quinta Vergara siempre ha supuesto un reto para quienes se suben a él, ya que el público se ha ganado el título de "El Monstruo" por su forma de abuchear a los artistas que no son de su agrado.
En estos 60 años, los silbidos han echado sobre todo a humoristas que entre conciertos amenizan la velada del público y de los millones de espectadores que siguen el evento por televisión.
El último ataque de "El Monstruo" lo vivió este martes la comediante chilena Jani Dueñas, quien tuvo que acabar de forma abrupta sus chistes relacionados con la maternidad, el feminismo o la sexualidad ante los insistentes silbidos del público.
La sexagésima edición del Festival de Viña del Mar, que se inició el domingo 24 de febrero y concluirá el próximo 1 de marzo, ha contando con la presencia de artistas como los Backstreet Boys, Marc Anthony, David Bisbal o Bad Bunny, entre otros.