El secretario ejecutivo del Coneval, Gonzalo Hernández, explicó en una rueda de prensa que el aumento de la pobreza "tuvo que ver sobre todo" con una reducción del ingreso y del acceso a la alimentación, debido principalmente a la crisis económica mundial y al alza del precio de los alimentos.
A juicio de Hernández, es necesario que el crecimiento económico en México "sea sostenido" y se aprueben reformas estructurales para disminuir progresivamente la pobreza, que afecta a 52 millones de mexicanos.
Los datos, basados en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, revelan que en el mismo lapso la pobreza extrema se mantuvo estable en términos relativos.
Si bien entre 2008 y 2010 la pobreza extrema cayó del 10,6 por ciento al 10.4 por ciento de la población, en ambos casos equivalió a 11.7 millones de personas, debido a que en ese periodo la población del país pasó de 109.6 millones a 112.6 millones.
Para los datos de 2010, el Coneval dividió la población entre los que se encuentran en pobreza extrema, moderada, general (suma de extrema más moderada), los que son vulnerables por carencias sociales, por ingresos y los que no son ni pobres ni vulnerables.
Estas mediciones toman en cuenta tanto el rango de ingreso de la población como sus derechos sociales.
De acuerdo con las cifras, la pobreza moderada alcanzó al 35.8 por ciento del total (40.3 millones de personas); y los mexicanos considerados vulnerables por ingreso subieron de 4.5 por ciento al 5.8 por ciento (6.5 millones).
En cambio, la población vulnerable por carencias sociales (personas con ingresos no tan bajos, pero con problemas de acceso a ciertos servicios como la salud) disminuyó del 33 por ciento al 28.7 por ciento (32.3 millones).
Por el contrario, los mexicanos que no son ni pobres ni vulnerables avanzaron del 18 por ciento al 19.3 por ciento del total (21.8 millones).
En el mismo periodo, la población con carencias en salud se redujo del 40.8 por ciento al 31.8 por ciento; en seguridad social pasó del 65 por ciento al 60.7 por ciento; y en acceso a los servicios básicos en la vivienda disminuyó del 19.2 por ciento al 16.5 por ciento.
A su vez, el porcentaje de personas con deficiencias en calidad y espacios de la vivienda pasó del 17.7 por ciento al 15.2 por ciento; y con rezago educativo del 21.9 por ciento al 20.6 por ciento.
Por el contrario, la población con carencias en acceso a la alimentación aumentó en 4.1 millones de personas (del 21.7 por ciento al 24.9 por ciento del total); la que está por debajo de los umbrales de ingreso subió 4.8 millones (de 49 a 52 por ciento); y los de ingresos menores a la línea de bienestar mínimo crecieron en 3.5 millones (de 16.7 por ciento a 19.4 por ciento).
De acuerdo con las mediciones del Coneval, es pobre quien tiene una carencia o más en indicadores como acceso a la salud, alimentos y vivienda, y un ingreso menor a 2,100 pesos (179 dólares) al mes en el ámbito urbano, o inferior a 1,300 pesos (111 dólares) al mes en el rural.
En cambio, un pobre extremo tiene 3 o más carencias e ingresos menores a 978 pesos (83.5 dólares) en el medio urbano, o inferiores a 684 pesos (58.4 dólares) en el sector rural.
Por estados, donde más se incrementó la pobreza fue en Veracruz (600,000 personas), Guanajuato (309,000), Chihuahua (255,000), Oaxaca (247,000), y Baja California (218,000); y donde más se redujo fue en Puebla (127,000), Coahuila (106,000), y Morelos (73,000).
La crisis económica "impactó de manera importante los ingresos de la población", pero sobre todo a quienes viven en zona urbana, dijo Hernández.
En efecto, el ingreso del 50 por ciento más pobre en las áreas urbanas cayó 7.2 por ciento, mientras que en las zonas rurales creció 2.5 por ciento. De manera similar, la pobreza extrema urbana aumentó del 5.9 por ciento al 6.3 por ciento del total, y la rural cayó del 26.2 por ciento al 23.9 por ciento.
La situación de los indígenas también empeoró, ya que la pobreza general creció del 75.9 por ciento al 79.3 por ciento del total, y la extrema del 39.4 por ciento al 40.2 por ciento.