"No creo que los eurobonos nos pudieran ayudar en esta situación", indicó Merkel en la rueda de prensa ofrecida al término de una reunión celebrada en París para tratar la reforma de la gobernanza de la zona euro.
El presidente francés añadió que esos eurobonos, considerados uno de los puntos más radicales planteados por algunos de los socios, pondrían "en grave peligro" a los países mejor situados, y no deberían ser más que el resultado de "un proceso de integración".
Sarkozy reconoció no obstante que la inestabilidad actual "no es buena para el crecimiento" y por lo tanto es necesario devolver la confianza, con una disminución del nivel de endeudamiento de los países miembros.
En su intervención, pese a ello, los dos mandatarios se mostraron optimistas sobre el crecimiento de la zona euro, donde según las estimaciones adelantadas hoy por Eurostat, la recuperación de la economía se ralentizó en el segundo trimestre lastrada fundamentalmente por las consecuencias de la crisis de la deuda y el frenazo de la actividad registrado en Alemania y Francia.
"No hace falta ver únicamente las cifras trimestrales. Hemos alcanzado casi un nivel de antes de la crisis. Nuestra labor es la de vigilar que el potencial de crecimiento se refuerce en Europa", señaló la canciller.
Merkel añadió que aunque los 27 países miembros "son interdependientes" y ciertos elementos actuales no son positivos, "vamos por el buen camino", y el compromiso de anclar en la Constitución la obligación de marcarse objetivos para lograr el equilibrio presupuestario es un paso "valiente".
Por su parte, Sarkozy quiso hacer hincapié en que "el hecho de que Alemania y Francia tengan una visión común es la mejor aportación que los dos países pueden hacer a la Unión Europea en su conjunto".