Los ingresos tributarios disminuyeron un 11,2 % interanual durante los dos primeros meses del año hasta los 3.1 billones de yuanes (438,398 millones de dólares), mientras que los no tributarios crecieron un 1.7 % hasta los 405,700 millones de yuanes (57,373 millones de dólares), de acuerdo con misma fuente.
Asimismo, el gasto gubernamental cayó un 2.9 % en los dos primeros meses del año pese a que los desembolsos para la salud pública aumentaron el 22.7 %.
La publicación económica Caixin añade que las medidas de prevención y control para evitar la propagación del COVID-19 durante esos dos meses frenó en seco la actividad comercial, lo que provocó una menor recaudación de los impuestos al valor agregado, sobre bienes y servicios, sobre las sociedades o sobre la propiedad.
Según la edición digital de la revista, en febrero, cuando China sufrió los peores estragos del brote de coronavirus, los ingresos fiscales del país cayeron un 21.4 % interanual, la mayor caída mensual desde 1996, cuando se comenzó a registrar este dato.
La industria hostelera y del turismo fue la más afectada, según Caixin, ya que sus contribuciones al erario se redujeron a la mitad en los dos primeros meses del año en comparación con el ejercicio anterior.
No en vano, hoteles y restaurantes se vieron obligados a cerrar durante los meses de enero y febrero para contener la propagación del virus antes de comenzar a reanudar su actividad gradualmente.
En el mencionado periodo, los únicos tributos que aumentaron su recaudación fueron los impuestos sobre la renta, que crecieron un 14.8 % interanual, y los de timbre sobre las transacciones bursátiles, cuya aportación total al fisco subió un 30.8 %.
Varios indicadores económicos han empezado a reflejar la caída de la actividad en la segunda potencia económica mundial, donde la pandemia llegó a paralizar el país y ha dejado al menos 3,281 muertos por COVID-19 entre los 81,218 contagiados por coronavirus diagnosticados desde el inicio del brote.
La producción industrial cayó un 13.5 % interanual en enero y febrero, un dato inédito desde 1990, que se sumaba a la caída del comercio exterior y de las manufacturas.
En respuesta, las autoridades chinas comenzaron a aplicar algunas medidas de alivio -orientadas especialmente a las pymes- como rebajar el coste de la energía, reducir o eximir las cotizaciones a la seguridad social, bajadas de impuestos o un fondo extra de 500,000 millones de yuanes para préstamos a bajos intereses a empresas afectadas.