La cifra está muy por encima de lo previsto por los analistas y es muy superior a los 8.3 millones de empleos disponibles que se notificaron en marzo y que ya habían sido un máximo desde que en el año 2000 empezó a elaborarse esta estadística.
Sin embargo, las contrataciones aumentaron muy levemente, hasta 6.1 millones, en un mes en el que la creación de empleo en Estados Unidos se frenó de forma inesperada, con 278,000 nuevos puestos de trabajo.
En mayo, sin embargo, la actividad se aceleró y EE.UU. generó 559,000 nuevos empleos, lo que dejó la tasa de desempleo en el 5.8 %, la primera vez que baja del 6 % desde el inicio de la pandemia.
Los datos divulgados hoy por el Departamento de Trabajo vuelven a ilustrar los problemas que muchos empleadores estadounidenses están teniendo para cubrir vacantes en plena recuperación económica.
Los mayores aumentos de vacantes de empleo se dieron en la hostelería, servicios y manufactura de productos duraderos, mientras que bajaron en sectores como la educación, la minería y la explotación forestal.
Mientras, el número de personas que dejaron su puesto de trabajo aumentó en abril casi un 11 %, hasta 4 millones, otro número récord y, según los expertos, una indicación de que muchos trabajadores confían en que pueden encontrar un empleo mejor.
Ante las dificultades para contratar, numerosas empresas han anunciado en los últimos meses aumentos de sus salarios mínimos y están ofreciendo incentivos para atraer a nuevos empleados.
A pesar de ello, muchos estadounidenses continúan fuera del mercado laboral por distintos motivos, que van desde dificultades para el cuidado de los niños, dado el cierre de muchas escuelas a preocupación por la covid-19 o, según algunos analistas, por los subsidios de desempleo más generosos que se pusieron en marcha durante la pandemia.