La ciudad de Detroit, a un paso de ser intervenida por su gigantesca deuda

Un grupo de interventores creado por el estado de Michigan (noreste de Estados Unidos) recomendó hoy declarar en "emergencia financiera" a Detroit, capital del motor estadounidense, por no ver salida a la crisis y la deuda a la que se enfrenta.

00064044-original.jpeg

En la imagen, el gobernador de Michigan, Rick Snyder.

Las conclusiones presentadas esta tarde al gobernador de Michigan, Rick Snyder, ponen a la ciudad a un paso de ser intervenida para reestructurar una falta de liquidez que superará los 100 millones de dólares a finales de junio si no se ejecutan fuertes recortes.

El encargado de presentar las conclusiones, el tesorero del estado, Andy Dillon, dijo que desde 2005 la ciudad ha estado sistemáticamente enmascarando sus déficit con préstamos a largo plazo, y se enfrenta a más de 14,000 millones de dólares en pago de obligaciones en los próximos años.

El alcalde de Detroit, Dave Bing, indicó al diario Detroit News que las conclusiones presentadas hoy no son una sorpresa y que si es nombrado un gestor estatal seguirán trabajando para que los ciudadanos tengan acceso a los servicios públicos.

La nefasta situación financiera de la ciudad es una manifestación de la despoblación que ha sufrido esta ciudad industrial, que lleva décadas en crisis permanente.

La caída de la competitividad de la manufactura estadounidense llevó a la población de Detroit a caer en un 25 por ciento de 2000 a 2010, hasta los 713,000 habitantes, por debajo de la base de 750,000 de contribuyentes con las que se realizaban proyecciones de ingreso.

Detroit ha perdido alrededor de un 60 por ciento de su población desde la década de los 50, cuando contaba con más de 1,8 millones de habitantes.

Además, se ha visto afectada por las continuas crisis de la industria del motor, que recibió una estocada casi de muerte en 2009 con las bancarrotas de General Motors y Chrysler, una crisis que también afectó a Ford y a toda la industria auxiliar.

En los 90, la alcaldía de Detroit consiguió mejorar sus cuentas con la llegada de casinos, desarrollo inmobiliario y nuevos estadios de fútbol americano y béisbol.

No obstante, durante la gestión entre 2002 y 2008 del alcalde Kwame Kilpatrick, plagada de acusaciones de corrupción y escándalos que le llevaron a prisión, Detroit se acercó aún más a la suspensión de pagos.