Originado en una ralentización de la actividad en el mercado en los últimos tres trimestres del año, el déficit supone un 3.3 por ciento del PIB, es decir, 0.3 puntos por encima de las previsiones del Banco de Israel y del gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu.
La edición digital del diario Yediot Aharonot informó de que, en un principio, se había previsto un déficit de unos 25,200 millones de shékels (unos 5,153 millones de euros o 6,581 millones de dólares), equivalente a un 2.9 por ciento del PIB, y dentro de las expectativas del gobierno israelí.
Pero la crisis en Estados Unidos y Europa durante 2011 provocó en Israel una considerable disminución en las exportaciones y eventualmente una ralentización de toda la actividad comercial que se tradujo en un menor ingreso de impuestos del que se esperaba.
En 2010 el déficit público israelí fue del 3.7 por ciento y un año antes del 5.2.