El presupuesto para este año, votado el pasado diciembre en el Parlamento, preveía un superávit primario de las cuentas griegas del 1.1 por ciento que, después del pago de la deuda y sus intereses, se convertiría en un déficit del 5.5 por ciento.
Sin embargo, según un comunicado gubernamental publicado hoy, las negativas perspectivas de crecimiento han obligado a revisar estas cifras y ahora se considera que el superávit primario no excederá el 0.2 por ciento, lo que supondrá un déficit al término del año de un 6.7 por ciento.
"La recesión de la economía griega, mayor de la esperada, ha resultado en una reducción de ingresos frente a las estimaciones iniciales y los resultados finales del año fiscal de 2011. Como resultado de esta reducción, es necesario ajustar las cifras del presupuesto de 2012", señala el comunicado.
En años anteriores tampoco se han cumplido las previsiones, ni del gobierno de Atenas ni de las instituciones internacionales, dado el estancamiento económico que han producido las draconianas medidas de austeridad exigidas por la troika (BCE, CE y FMI).
El desempleo se ha doblado hasta el 20.9 por ciento de la población activa, los salarios han caído entre el 20 por ciento y el 30 por ciento hasta finales de 2011 y los precios han subido en torno a un 10 por ciento en los últimos dos años.
Todo ello ha reducido drásticamente la capacidad adquisitiva de los griegos y obligado a cerrar más de 60,000 negocios en 2010 y 2011.
En 2011, el PIB griego cayó un 6.8 por ciento, una cifra muy alejada de la previsión hecha por la troika, que apuntaba una contracción del 5.5 por ciento.
El objetivo para 2012 es limitar la contracción del PIB al 2.8 por ciento, un objetivo que se antoja demasiado optimista, según los expertos, a la luz de los últimos resultados.