En una teleconferencia sobre las reformas que el Ejecutivo ha iniciado para estimular el desarrollo nacional, Li pidió a los responsables políticos chinos que "deleguen poderes innecesarios" en sus relaciones con los sectores económicos.
"La prioridad del trabajo gubernamental debería gravitar hacia la creación de un mercado favorable para el desarrollo, facilitar unos servicios públicos de calidad y mantener justicia y equidad social", subrayó el primer ministro.
Según el líder comunista, es necesario transformar las labores del gobierno "para mantener el desarrollo continuo y sano de la economía".
En los dos meses del nuevo gobierno, éste ha cancelado 133 trámites administrativos, destacó Li como ejemplo de la progresiva no intervención política en la economía, y afirmó que esta simplificación continuará en materias como la producción, la inversión o las actividades de mercadotecnia.
La semana pasada, el Consejo de Estado ya anunció planes para avanzar en las reformas pro-mercado, minimizando la intervención estatal en numerosos ámbitos como los mercados financieros, el sistema tributario o el sistema de control demográfico del país.
Uno de los principales cambios se basa en la aceleración del proceso de convertibilidad total de la moneda nacional, el yuan, en la cuenta de capital, algo que permitirá a empresas o personas del país y del extranjero intercambiar moneda sin restricciones en la compra de activos o acciones.
Además, se pretende liberalizar las tasas de interés y se creará un sistema para que los inversionistas individuales puedan invertir en el extranjero, así como políticas "de protección de los derechos e intereses de los pequeños y medianos inversionistas".
En el ámbito tributario, el gobierno dará más protagonismo al impuesto de valor añadido en detrimento del de sociedades, un cambio que supondrá la rebaja de impuestos a muchas compañías del sector de los servicios.