Según datos de la Administración General de Aduanas del país asiático, las exportaciones chinas crecieron un 5,1 por ciento el mes pasado, después de que en junio cayeran por primera vez en prácticamente un año y medio.
Las importaciones, por su parte, aumentaron un significativo 10.9 por ciento -especialmente las de materias primas, crudo y hierro-, una subida que se espera que repercuta en el aumento de la producción industrial, dato que se conocerá mañana junto a la inflación, las ventas minoristas y la inversión en activos fijos.
A inicios de 2013 China registró unos datos de comercio exterior extremadamente altos teniendo en cuenta la debilidad de la demanda externa y su propia desaceleración económica, unas cifras que se redujeron después de que las autoridades aumentaran los controles para evitar que las empresas inflaran el valor de sus facturas, una práctica destinada a esconder flujos de capital.
En este sentido, el responsable de "Greater China Economics" del Bank of America en Hong Kong, Lu Ting, aseguró hoy en un comunicado que la calidad de los datos del comercio -en referencia a los de julio- "ha mejorado mucho".
Así, con unas cifras "más fiables", China empezó el segundo semestre con un crecimiento del 7.8 por ciento del total de su comercio exterior con respecto al mismo mes del año anterior, un porcentaje que aun no llega al mínimo que se han marcado las autoridades chinas para este año, del 8 por ciento.
En los primeros seis meses de 2013, el volumen de comercio exterior de China llegó prácticamente a los 2 billones de dólares (1.56 billones de euros), un 8.6 por ciento más comparado con la suma de los seis primeros meses de 2012.
En unas declaraciones recientes, el ministro de Comercio de la República Popular, Gao Hucheng, se mostró confiado en que se cumplirá el objetivo, aunque advirtió también de "serias dificultades" debido a las perspectivas de crecimiento económico poco alentadoras para el resto del año.
La estabilización de la segunda economía mundial -que se ha ralentizado en nueve de los últimos diez trimestres- daría aire a las autoridades, que han empezado a llevar a cabo reformas pro-mercado para cambiar el modelo económico del país, hasta ahora muy dependiente de su competitividad exterior, para basarlo en la demanda interna y el consumo de sus ciudadanos.
El producto interior bruto (PIB) de China aumentó un 7.5 por ciento interanual en el segundo trimestre de 2013 tras crecer un 7.7 en el primero y un 7.9 en los últimos tres meses de 2012.
Pekín ha establecido un crecimiento económico mínimo del 7.5 por ciento para este año -en los seis primeros meses de 2013 fue del 7.6-, una cifra que, de cumplirse, sería la más baja de los últimos 23 años.
Varios analistas, sin embargo, aseguran que los nuevos líderes chinos están dispuestos a sacrificar décimas de crecimiento del PIB a corto plazo para reestructurar la economía china a largo plazo.
Según varios centros de investigación del Gobierno chino, el Ejecutivo estaría dispuesto a ceder crecimiento económico hasta un mínimo del 7 por ciento para tal fin, un umbral que, de no superarse, sí llevaría a las autoridades a adoptar medidas de estímulo. (EFE)