El BoJ rebaja estimación de crecimiento en 2022 pero prevé inflación de 1.9 %

El Banco de Japón (BoJ) revisó este jueves sus previsiones económicas para el ejercicio fiscal de 2022, en el que rebajó en nueve décimas su estimación de crecimiento hasta el 2.9 % pero elevó su estimación inflacionaria al 1.9 %.

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El Banco de Japón (BoJ) revisó este jueves sus previsiones económicas para el ejercicio fiscal de 2022, en el que rebajó en nueve décimas su estimación de crecimiento hasta el 2.9 % pero elevó su estimación inflacionaria al 1.9 %.

El banco central japonés mantuvo su postura reciente y reiteró en su informe que "se espera que la economía japonesa se recupere" a medida que la demanda global se recupera y el impacto de la pandemia de covid-19 remite, sin embargo, estima que el crecimiento será "más lento" de lo anteriormente previsto.

Entre los motivos para ello destacó la constante incertidumbre por la guerra entre Rusia y Ucrania en Europa del Este, y el impacto negativo del encarecimiento energético y de las materias primas.

Además de revisar casi un punto a la baja sus previsiones del producto interior bruto (PIB) para 2022, la entidad decidió mantener su amplia estrategia de flexibilización monetaria que está en marcha desde hace casi una década.

También publicó sus estimaciones para el ejercicio fiscal de 2021, que finalizó el 31 de marzo y cuyos datos publicará en mayo. En ese caso revisó siete décimas a la baja su previsión del informe del pasado enero, hasta un 2.1 %.

En el año natural, la economía japonesa se expandió a un ritmo del 1.6 %, según los datos revisados del gobierno.

Para el ejercicio de 2023, la entidad crediticia japonesa estima que la economía nacional crecerá un 1.9 %, ocho décimas más de lo inicialmente previsto.

En lo que respecta al índice de precios de consumo (IPC), el BoJ espera que en el presente ejercicio, que se prolongará hasta marzo de 2023, aumente un 1.9 %. El principal factor del incremento, dijo, es "el impacto del significativo alza de los precios energéticos".

El banco central japonés, que vería así cerca su meta de situar la inflación en torno al 2 %, aunque no gracias a un incremento salarial sustancia en el país que impulse el consumo, considera que el incremento del índice se desacelerará cuando la energía se modere.

Con estas perspectivas, pese a la revisión para 2022, el BoJ mantuvo su previsión inflacionaria para el ejercicio de 2023, cuando espera que se sitúe en torno al 1.1 %.

La entidad publicó su informe trimestral de previsiones económicas al término de su reunión mensual de dos días sobre política monetaria y fiscal, en la que decidió dejar intacta su estrategia ultraflexible que mantiene los tipos de interés a corto plazo en un -0.1 % y un cuantioso paquete de compras de fondos cotizados para mantener la curva de rendimientos a largo plazo en torno al 0 %.

En este sentido, el BoJ mencionó que podría intensificar sus compras de deuda a diez años en el mercado bursátil, ofertas que ha venido ofreciendo con inusual frecuencia recientemente para intentar controlar una rápida devaluación del yen y la subida global de la inflación por el encarecimiento energético y de materias primas.