En el texto, los trabajadores aseguraron que se trata de una actuación "ilegal" y se quejan de que han tardado meses en recibir sus prestaciones "en aquellos casos en las que se han recibido" en vez de las dos o tres semanas que el estado tarda con otros trabajadores de otros sectores, según los conductores.
Los demandantes, según recogen medios locales, buscan de forma conjunta que la justicia requiera al estado que pague "de forma inmediata" las prestaciones que les deben, tras haberse quedado sin trabajo a raíz de la aparición del COVID-19.
La plataforma apuntó que algunos de los conductores han sido dirigidos a un programa federal de alivio destinado a contratistas o autónomos, a pesar de que el estado les considera empleados y las prestaciones por desempleo que percibirían como tal les supondrían bastante más dinero.
En la demanda se señala que uno de los problemas claves es que el estado no ha forzado a las empresas de conducción Uber y Lyft para que faciliten los datos sobre los ingresos de los trabajadores que los empleadores deben proveer en condiciones normales.
El mes pasado, más de 1,800 conductores de Uber en Nueva York firmaron una petición para que la compañía enviase al departamento de Trabajo datos sobre sus nóminas.
"Uber ha fallado al no proveer los datos necesarios al departamento de Trabajo para que procesen las prestaciones por desempleo de forma rápida, lo que ha provocado un retraso descorazonador en las prestaciones que los conductores necesitan para alimentar a su familia en este tiempo de crisis", dijeron los conductores en un comunicado publicado el pasado mes de abril.
Un portavoz de Uber dijo este martes al New York Times que su empresa ya había enviado a la administración estatal los datos salariales que se les habían requerido, aunque no quiso responder si esa información sería suficiente para que el departamento de Trabajo calcule las prestaciones por desempleo de forma rápida.
Por su parte, Lyft apuntó que "estaba trabajando" con el estado para facilitarles el acceso a la información sobre las nóminas de sus empleados.
Esta situación ha reabierto el debate en torno a la clasificación laboral de los conductores de las empresas como Uber o Lyft en Estados Unidos, donde algunos estados optan por considerar a los conductores como autónomos dueños de un pequeño negocio y otros como trabajadores por cuenta ajena.