La mayoría de los puestos se eliminarán en EE.UU., donde la compañía despedirá u ofrecerá indemnizaciones por despido a unas 1,200 personas, lo que equivale a un 12 % de su plantilla en el mercado estadounidense.
A finales de 2019, la compañía, con sede en Atlanta, contaba con unos 86,200 empleados por todo el mundo, pero la pandemia del coronavirus afectó sus ingresos y elevó los costes del gigante de refrescos, puesto que alrededor de la mitad de sus ventas proceden de consumo fuera de las residencia.
Las ventas, por lo tanto, descendieron un 9 % en el tercer trimestre de 2020, algo a lo que Coca-Cola ha respondido acelerando sus planes de reestructuración y reduciendo su línea de productos.
Así, en octubre anunciaron la cancelación de 200 marcas que consideran no venden suficientes unidades y no tienen oportunidad de crecimiento, después de que a principios de año ya desvelaran el fin de populares marcas como Odwalla o Tab.
Como parte de esta reorganización, el grupo ya dijo el pasado mes de agosto que ofrecería renuncias voluntarias a 4,000 empleados en EE.UU., Canadá y Puerto Rico.
En total, Coca-Cola prevé gastar de 350 a 550 millones de dólares en indemnizaciones por sus recortes de plantilla, que no incluyen a los empleados de sus embotelladoras.
Con la reestructuración, Coca-Cola formará nuevas unidades operativas que trabajarán a nivel regional y local, en coordinación con cinco equipos de liderazgo globales, divididos por categoría.
Las acciones de Coca-Cola, que tiene un valor en el mercado de 230,000 millones de dólares, apenas se vieron afectadas por la noticia, y subió un 0.39 % en Wall Street a lo largo de la jornada, aunque en lo que va de 2020 ha bajado más de un 3.7 %.