La edición 118 del maratón urbano más antiguo del mundo servirá de homenaje a las víctimas de las bombas que explotaron junto a la línea de meta en 2013.
La cifra de 36,000 atletas supone la segunda participación más alta en la historia de la tradicional carrera. Entre ellos están muchos de los 5,600 que el año pasado no pudieron acabar la prueba tras la explosión de las bombas.