Gobierno de Brasil espera el Mundial "entusiasmado y orgulloso"

Pese a los retrasos en la entrega de estadios y obras de infraestructura y de movilidad urbana, a las protestas casi diarias y a las amenazas de huelgas en serie, el gobierno brasileño aguarda con optimismo el inicio del Mundial de futbol de 2014.

"No hay pánico ni vergüenza. Estamos confiados, entusiasmados y orgullosos", aseveró hoy el viceministro de Deporte, Luiz Fernandes, en una teleconferencia con medios de prensa extranjeros exactas dos semanas antes del inicio de la cita, el 12 de junio.

"Estamos muy confiados en que el Mundial será exitoso: ofreceremos una fantástica Copa del Mundo", añadió el funcionario, quien desde hace poco más de dos años es el representante del gobierno de Dilma Rousseff en el comité organizador local (COL).

Fernandes se mostró convencido de que las protestas contra el Mundial que sacuden Brasil desde la Copa Confederaciones de junio del año pasado, y que esta semana incluyeron insultos y ataques al autobús que transportaba a los jugadores de la selección nacional, no reflejan el espíritu de la mayoría de los habitantes del país.

"No hay decepción. Hay un apoyo masivo a la selección nacional y un interés creciente. Encuestas recientes revelan que más del 80 por ciento cree que Brasil ganará el Mundial, lo que es hasta sorprendente, ante los adversarios que el equipo nacional tendrá que enfrentar. Ese respaldo se reflejará en fiestas, en la celebración de cada gol que anotemos", afirmó.

Sobre las huelgas anunciadas por diversos sectores de trabajadores -y que hoy afectan a los servicios de transporte por autobús en cuatro ciudades brasileñas-, el viceministro consideró como "natural" que los sindicatos y grupos sociales aprovechen el Mundial de futbol para lograr mayor impacto para sus demandas.

"No vemos ningún problema en manifestaciones pacíficas, porque somos un país democrático. Pero no toleraremos actos de violencia o de vandalismo. Las manifestaciones y las huelgas no pueden afectar el derecho de ir y venir, que también es asegurado por la Constitución", advirtió.

Según Fernandes, pese a los retrasos en la preparación el Mundial de Brasil 2014 jamás estuvo en riesgo, y las dudas expresadas por la prensa internacional reflejan más que nada un "prejuicio de parte de la opinión pública de los países ricos frente a la capacidad de países en desarrollo de organizar grandes citas deportivas".

"Lo mismo pasó en la Copa Confederaciones, que fue un éxito gigantesco. Responderemos a cualquier interpretación equivocada con resultados concretos. Estamos confiados en que Brasil sorprenderá el mundo con una cita exitosa", agregó.

Pese a la confianza, el viceministro admitió dos errores importantes en la preparación de Brasil hacia el Mundial, uno de los cuales fue la demora en incluir a un representante del gobierno en el COL para mejorar la coordinación.

El otro error, para Fernandes, fue que el gobierno no logró transmitir a la opinión pública los beneficios que dejará el Mundial para el país, y con ello alimentó la indignación popular ante el uso de dinero público para preparar la cita futbolística.

Según Fernandes, tan sólo la Copa Confederaciones generó para Brasil ingresos turísticos adicionales por 4,500 millones de dólares, "superiores al monto total invertido en la construcción o reforma de los 12 estadios para el Mundial", que asciende a unos 3,800 millones de dólares.

"Deberíamos haber comunicado más fuertemente los beneficios del Mundial para el país, así el apoyo sería casi automático", apuntó.

Fernandes aseveró, por otra parte, que "no hubo exigencia de la FIFA" para que el gobierno modernizara sus puertos y aeropuertos ni para que mejorara la movilidad urbana, las telecomunicaciones y las condiciones de seguridad en las 12 ciudades sede. "Todas estas fueron decisiones de inversión hechas en forma autónoma por el Estado brasileño", sostuvo.

"Las grandes citas deportivas, como el Mundial y los Juegos Olímpicos de Río 2016, representan una oportunidad para acelerar el esfuerzo de desarrollo. Los beneficios para Brasil son gigantescos", aseguró. (DPA)