Ecuador se va del Mundial sin pena ni gloria a pensar en el futuro

La selección de futbol de Ecuador hizo hoy las maletas en la ciudad de Porto Alegre, donde tuvo su cuartel en el Mundial de Brasil 2014, con el dolor de ser el único equipo sudamericano que no avanzó a octavos de final.

Aunque la actuación dejó muchas dudas entre los comentaristas y la afición respecto al trabajo del técnico colombiano Reinaldo Rueda y del plantel en general, todo indica que el proceso continuará.

"Queremos que el profesor Rueda continúe y creo que el profesor quiere continuar. Cuando las dos partes tienen el mismo deseo es fácil ponerse de acuerdo", dijo el presidente de la Federación, Luis Chiriboga, tras el 0-0 con Francia que selló la eliminación.

"Queda en manos de la Federación tomar decisiones. Creo que hicimos un gran trabajo. Cuando yo llegué no había nada. Se hizo un trabajo de renovación y creo que ese es el mayor patrimonio que queda: una gran selección para los próximos cuatro u ocho años", afirmó por su lado Rueda.

El Mundial de Brasil pudo para Ecuador ser distinto por 30 segundos. Medio minuto en el que una decisión equivocada generó un panorama totalmente distinto.

Se llegaba al minuto 94 del partido de arranque con Suiza con un 1-1, cuando el volante ecuatoriano Michael Arroyo entró al área con espacios pero se demoró y perdió la pelota, que en cuatro pases llegó al arco tricolor y permitió el agónico 2-1 en favor de los suizos.

¿Qué habría pasado si Arroyo mostraba decisión y anotaba? ¿O si al ver desperdiciada la ocasión tiraba el balón para asegurar el 1-1? Las respuestas solo pueden resultar especulativas.

Luego Ecuador ganó por 2-1 a Honduras y empató 0-0 con una Francia sin obligaciones, pero lo claro desde el comienzo era que el rival directo era Suiza. Por eso, Rueda definió la eliminación como el castigo por no haber sabido manejar ese resultado.

Para periodistas ecuatorianos presentes en Porto Alegre, un minuto no alcanza para explicar todo un proceso, por lo que deben examinarse otros factores, como, por ejemplo, por qué la aparición de jugadores no ha seguido una línea ascendente en calidad y cantidad.

Con palabras cautas, Rueda recordó varias veces que en Alemania 2006, cuando Ecuador avanzó a octavos, había jugadores de trayectoria internacional ahora retirados, como los defensas Ulises de la Cruz, Iván Hurtado y Neicer Reascos y los delanteros Agustín Delgado, Carlos Tenorio e Iván Kaviedes.

Y en ese equipo también destacaban Segundo Castillo, que se quedó fuera de Brasil 2014 por una lesión de última hora, y Edison Méndez, que esta vez, ya frente a un inminente retiro, apenas jugó unos minutos ante Honduras. Y comenzaba a brillar el entonces juvenil Christian Benítez, que murió el año pasado por una peritonitis.

Peor aún, el Antonio Valencia elegido esa vez como una de las revelaciones, regresó a un Mundial convertido en una burocratizada estrella internacional que solo se hizo notar cuando en el partido ante Francia fue expulsado por una jugada violenta en el minuto 49.

Para los expertos, la actual nómina, pese a la sorprendente aparición en Brasil del goleador Énner Valencia, no resiste comparación con la que cosechó elogios en Alemania.

Además del estancamiento en la generación de jugadores, de la que se responsabiliza a la Federación y los clubes, sectores critican a Rueda, a quien se percibe más defensivo que sus antecesores y menos propenso a dejar fluir el juego vistoso y de toque fino.

"Seguir un proceso no implica que los técnicos sean de la misma nacionalidad", escribió en el diario quiteño "El Comercio" un crítico de Rueda, que enumeró varios supuestos errores tácticos.

Francisco Maturana, quien había llevado a su país, Colombia, a dos mundiales, inició el proceso en 1995 y le cedió la posta a su compatriota Hernán Darío Gómez, quien logró clasificar por primera vez a Ecuador a una cita ecuménica, la de Corea del Sur/Japón 2002.

Otro colombiano, Luis Fernando Suárez -curiosamente rival en Brasil como técnico de Honduras-, tuvo a su cargo la aún inigualada presentación en 2006. Luego, con el ecuatoriano Sixto Vizuete, no se logró cupo para Sudáfrica 2010, por lo que se recurrió a Rueda.

Ecuador fue un equipo poderoso en la eliminatoria sudamericana y se clasificó con holgura, pero los números demuestran que su gran fuerza apareció casi exclusivamente cuando jugó de local.

En individualidades, Ecuador sigue sin hallar un arquero fiable, Frickson Erazo aún no es el gran líder defensivo que se perfilaba, Antonio Valencia luce aislado y sin compromiso y en la delantera solo hay el poder emergente de Énner Valencia, porque Felipe Caicedo está lejos de ser la gran estrella que prometía.

Rueda asegura que hay material para el futuro, pero no tiene muchos nombres para respaldar esa esperanza. Es cierto que Ecuador no hizo el ridículo en Brasil, pero tiene razones para preocuparse. (DPA)