Los Mavericks se sacaron el billete para la final del Oeste el domingo al dar la campanada en Phoenix (EE.UU.) con una paliza histórica a los Suns, que fueron el mejor equipo de la temporada regular (90-123).
El equipo de Devin Booker y Chris Paul, subcampeón el año pasado al caer ante los Milwaukee Bucks en las Finales, se vio atropellado por la apisonadora de Dallas con un extraordinario Doncic al volante.
A sus 23 años, el esloveno continúa derribando barreras en la NBA a una velocidad impresionante y con unos números increíbles: en estas eliminatorias promedia 31.5 puntos, 10.1 rebotes y 6.6 asistencias por encuentro.
Tras dos playoffs en los que Los Angeles Clippers de Kawhi Leonard se interpusieron en su camino en la primera ronda, los Mavericks superaron su "maldición" al vencer en el primer cruce de este año a los Utah Jazz (4-2) pese a que Doncic no pudo jugar los primeros tres encuentros por lesión.
En las semifinales del Oeste se midieron a los temibles Suns, a los que derrotaron por 4-3 pese a ir perdiendo por 0-2 y 2-3.
Aunque Doncic es el alma y la magia de Dallas, ya que en la plantilla no hay otro jugador con el rango de estrella de la NBA, los escuderos de los Mavericks están rindiendo a un nivel fabuloso.
Jalen Brunson es el mejor "plan B" de los Mavericks y se ha ganado recibir este verano ofertas millonarias para contar con sus servicios; Spencer Dinwiddie, llegado a mitad de temporada a cambio de Kristaps Porzingis, se lució en el séptimo partido contra Phoenix; y Dorian Finney-Smith, Maxi Kleber y Reggie Bullock han aportado esfuerzo y sacrificio en ambos lados de la pista.
El arquitecto de esta pequeña maravilla de los Mavericks es Jason Kidd, que en su primer año en el banquillo texano ha dejado su huella de forma evidente en la mejoría defensiva del conjunto.
Los Mavericks sueñan ahora con repetir su éxito de 2011, cuando consiguieron su único anillo de la NBA hasta ahora con Dirk Nowitzki como gran figura.
EL REGRESO DE LOS LEGENDARIOS WARRIORS
Después de dos años de penas y lesiones en los que no jugaron los playoffs, los Warriors de Stephen Curry, un conjunto legendario y ganador de tres anillos (2015, 2017 y 2018), tratará de clasificarse para sus sextas Finales en los últimos ocho años.
Antes de medirse a los Mavericks, los Warriors han dejado por el camino a los Denver Nuggets del MVP de la temporada regular Nikola Jokic (4-1) y a los rebeldes e impetuosos Memphis Grizzlies de Ja Morant (4-2).
En los dos últimos años, se había hablado más de los problemas de enfermería de los Warriors que de sus resultados en la cancha.
Pero ya con sus incombustibles referentes de vuelta en la pista (Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green), los Warriors han desplegado de nuevo ese baloncesto espectacular, avasallador y magnífico que marcó una época en la NBA.
Curry es sin duda la brújula de los Warriors con 26.9 puntos de media por encuentro en estos playoffs, pero un aspecto fundamental del resurgimiento del equipo fue la vuelta de Thompson en enero tras casi mil días fuera por dos gravísimas lesiones.
Junto a los llamados "The Splash Brothers" ha aparecido otra máquina compulsiva de anotar como Jordan Poole mientras que Draymond Green sigue haciendo de todo -y prácticamente todo bien- y Andrew Wiggins trata de recuperar el gran nivel de la primera mitad de la temporada que le llevó al All-Star como titular.
Sin Gary Payton II -salvo enorme sorpresa- por su controvertida lesión debido a una durísima falta de Dillon Brooks, los Warriors sí podrán contar con la batuta de su entrenador Steve Kerr, que se había perdido parte de la eliminatoria contra los Grizzlies por coronavirus.