Así lo expresó ayer en su primer día en el campo de pretemporada de los San Francisco Giants, para los que trabajará durante una semana como entrenador de bateo.
Bonds, de 49 años, pasó sus últimas 15 temporadas con los Giants, con los que se retiró en 2007 con la cifra récord de 762 "homers". Sus últimos años estuvieron ensombrecidos por las sospechas de doping, las mismas que le han impedido de momento entrar en el Salón de la Fama del béisbol estadounidense en los dos primeros años en los que era elegible.
"Es genial estar de vuelta, volver al juego que amo. Ojalá sea parte de esto durante más tiempo", señaló el ganador de siete premios MVP.
Además de las sospechas por el uso de sustancias para elevar el rendimiento en una época de uso rampante y no perseguido de esteroides en el béisbol, en abril de 2011 fue condenado por obstrucción a la justicia por una declaración bajo juramento en 2003 durante una investigación por el uso de sustancias prohibidas.
Bonds fue el líder de una generación de fornidos bateadores -junto a Mark McGwire, Sammy Sosa y José Canseco- que maravillaron con sus cifras, lo que llevó a las sospechas en una época en la que los esteroides y otras sustancias no estaban perseguidos en las Grandes Ligas (MLB).
En 2003 empezaron los controles y el comisionado de la MLB, Bud Selig, encargó en 2005 al ex senador George Mitchell que liderara una investigación sobre el uso de esteroides.
Poco después se supo que Bonds estaba entre los clientes del laboratorio BALCO, que le suministró todo tipo de sustancias, según la investigación federal.
Bonds batió el récord de "home-runs", pero se fue marchando poco a poco señalado por los aficionados y acompañado por la sombra de la sospecha.
"Es bueno que Barry vea si funciona para él mismo. Para mí, él es uno de los grandes cerebros del béisbol", dijo hoy el manager de los Giants, Bruce Bochy. (DPA)