Mayer, número 46 del ranking mundial con 27 años, necesitó dos horas y 21 minutos para derrotar al número siete del mundo y máximo favorito en la ciudad del norte de Alemania.
"No puedo creerlo. Pude conseguirlo ante Ferrer, que es uno de los mejores jugadores en esta superficie", dijo Mayer tras batir a Ferrer sobre el polvo de ladrillo alemán.
"Al principio del partido estaba muy tenso. Pero me relajé y empecé a jugar mejor. Él también cometió algunos errores que me devolvieron al partido. Intenté disfrutar y por eso es por que gané, creo", agregó.
"Yo no era el gran favorito, pero di toda mi solidez, mi fuerza y mi energía porque quería ganar".
La de hoy era la segunda final que jugaba el argentino tras perder en febrero el partido decisivo de Viña del Mar. Y los nervios a punto estuvieron de costarle el título.
Mayer, dueño de un tenis plano y potente, perdió su servicio cuando sacaba 5-4 en el tercer set y después cometió una doble falta en el tie break decisivo dominaba el marcador por 4-2.
El argentino, nacido en Corrientes -en el noroeste del país-, cerró la final con un smash encima de la red y se llevó las manos a la cara ante la mirada de los 7,500 espectadores que llenaron la cancha central.
Mayer, que había perdido el único enfrentamiento anterior con Ferrer, se convirtió en el tenista con ranking más bajo en ganar un torneo de categoría ATP 500 después de que el checo Radek Stepanek levantara el título de Washington en 2011 siendo el 54 de la lista.
El sudamericano se embolsó 272,300 euros (368,301 dólares) gracias a su victoria sobre un Ferrer que acumula más dudas y menos títulos que los últimos años.
"Él jugó mejor. Creo que yo jugué un poco nervioso en momentos importantes y él fue más agresivo que yo", dijo el español, que acumula 21 triunfos y 23 derrotas en finales ATP.
Ferrer, cuyo único título de 2014 lo ganó en febrero en Buenos Aires, terminó visiblemente enfadado con su juego y sumó otra decepción en una temporada más irregular de las que acostumbra a protagonizar. (DPA)