Ultima Belén los preparativos para la Navidad

Belén prepara los últimos detalles para la Navidad, una fecha en la que esta pequeña urbe asume su papel más importante de todo el año y abre sus puertas a los peregrinos de todo el mundo que quieren ver el lugar donde nació Cristo.

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Peregrinos visitan la iglesia de la Natividad en Belén hoy, lunes 21 de diciembre. La iglesia de la Natividad es el lugar donde la tradición cristiana sitúa el nacimiento de Jesucristo y cada año recibe miles de visitantes por la Navidad.

Carteles festivos, árboles navideños, guirnaldas de todos los colores, luces, y hasta abrigados muñecos papanoeles, distintivos en esta zona tan desértica, engalanan las calles de Belén desde hace varias semanas.

Mientras en las iglesias ultiman estos días los preparativos para la Misa del Gallo el día de Navidad.

"Tenemos que limpiar todo para el día de Navidad, poner alfombras, probar luces, es una gran trabajo que hacemos por nuestro Señor", dijo un asistente en la Iglesia de Santa Catalina, donde se celebrará una misa que será transmitida a todo el mundo.

La laboriosidad de los trabajos se complica por la visita estos días de miles de peregrinos que desean pasar las fiestas en sus respectivos países y estar con sus familias, pero que antes de la Navidad deciden llegar a Belén en busca del espíritu navideño.

"Aquí te sientes más cercano, cuando te arrodillas a besar la estrella de la Natividad es como si Jesús mismo te estuviera tocando, te corre por el cuerpo una emoción indescriptible, pero la Navidad la pasamos en familia y no podíamos venir todos", dijo Marion, una turista estadunidense.

La estrella de la Natividad, hecha en plata y con catorce puntas, está en la Gruta de la Natividad, bajo la Basílica, y en las creencias cristianas define el punto exacto donde nació Jesús.

El Nuevo Testamento relata que Jesús nació en Belén de Judea, a donde sus padres María y José se tuvieron que desplazar desde Galilea para cumplir un proceso censual que los romanos habían iniciado por aquellos días y que obligaba a cada uno a regresar a su lugar de origen.

Desde siempre ese lugar ha sido el transmisor de las tradiciones más ancestrales y el origen de muchas de las costumbres navideñas, frente a otras desarrolladas en Europa con el correr de los siglos, por ejemplo papanoel.

En las últimas décadas la moderna Belén, donde residen unas 35 mil personas, ha sabido captar las tradiciones de todo el mundo y adaptarse a las necesidades espirituales y ritos procedentes de los cinco confines.

Los católicos celebrarán la Navidad el próximo 25, pero no así las otras corrientes religiosas más antiguas de Tierra Santa, Ortodoxos y Armenios, que lo hacen a su tiempo en enero por guiarse por el calendario juliano.

La Gruta de la Natividad está precisamente debajo de la Basílica bajo supervisión de la Iglesia Ortodoxa, por lo que la Misa del Gallo se celebrará el 24 por la noche en la Iglesia de Santa Catalina, muchísimo más moderna y regentada por los franciscanos.

Esta división ritual hace que el periodo navideño sea más largo en Belén que en otros lugares, una costumbre que los habitantes cristianos de la ciudad han aprendido a disfrutar.

George, palestino recientemente licenciado de la universidad y que en los últimos años vivió en un país árabe vecino, explicó que su familia es ortodoxa porque así lo es su padre, pero que en realidad celebran todas las navidades.

"Amigos que son católicos nos invitan a que celebremos su Navidad con ellos, y nosotros les invitamos a ellos en la nuestra", dijo.

La confraternidad en la calle entre las varias corrientes cristianas contrasta a veces con las disputas de sus representantes religiosos, que desde hace años protagonizan de tanto en tanto altercados, a veces violentos, por el control de los lugares santos.

La estrella de plata que marca el lugar de la Natividad fue incluso origen de una de las peores guerras que conoció el mundo, la Guerra de Crimea, entre 1853 y 1856, entre el Imperio Otomano, apoyado por Francia y Gran Bretaña, y la Rusia de los zares.

Se debió a una serie de manejos políticos en los que, presionado por Napoleón III, el Sultán turco Abdul Mejid I retiró el control de la Basílica a la Iglesia Grecortodoxa, cediéndosela a la Iglesia Católica y nombrando a Francia "protectora soberana de Tierra Santa".

El robo de la estrella de Belén acabó echando más leña al fuego y causando una guerra que costó casi un millón de muertos a miles de kilómetros de distancia.

Lejos de ese episodio, la especial confraternidad entre los habitantes cristianos de Belén se debe también a su situación de minoría entre los palestinos, mayormente musulmanes suníes, y al impacto de las medidas de Israel, que desde 2003 tiene la ciudad cercada por un muro que la población difícilmente puede cruzar.

Victor Batarseh, alcalde de Belén, recordó la frágil y difícil situación de su ciudad y de sus habitantes al encender hace unos días el árbol navideño a la entrada de la Basílica de la Natividad.

"Pese a que el mensaje de Nuestro Señor Jesucristo es un mensaje de paz y amor, Belén y nuestro país Palestina aun viven en la angustia por conseguir libertad y estabilidad", leyó en su mensaje navideño ante personalidades de varios países que se dieron cita para el encendido del árbol.

Batarseh alentó a no perder la esperanza "pese al muro que rodea Belén y el deterioro en la situación política y económica", porque a pesar de todo "la luz de la Navidad vuelve a brillar y nos convence de seguir con mayor determinación su mensaje".