México agasaja a sus muertos con coloridas y aromáticas ofrendas

México celebra una de sus fiestas más coloridas del año con motivo del regreso del más allá de sus muertos, a quienes se esmera por agasajar y recordar en una jornada que paraliza al país.

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Velas, flores, fotografías, frutos, dulces, bebidas, panes de muerto y en general comida y objetos que agradaban a sus muertos integran los coloridos altares que en cada rincón del país se elaboran con papel chino picado para recibir a los que se marcharon.

"Las veladoras son las que les indican el camino a los muertos para venir a la ofrenda que les estamos ofreciendo", contó a dpa Elvira Murillo, delegada del Distrito Federal y Área Metropolitana de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

En la sede de la institución, ubicada en la Zona Rosa de la capital mexicana, se levantó un vistoso altar de muertos, con el que se busca "conservar las tradiciones nacionales y de las 68 etnias que hay en el país", comentó Murillo.

"En esta ofrenda, por ejemplo, tenemos pollo con mole, tamalitos de fríjol, que por lo general es lo tradicional en la cultura náhuatl, que es a la que pertenecemos", afirmó la funcionaria.

"Se dice que las flores y panes que se ponen parados son para las personas grandes y que los que están sobre la ofrenda son para los niños, a los que también se les ponen dulces", comentó por su parte Daniel García, otro trabajador de la comisión.

Aunque la fiesta principal de Día de Muertos se celebra el 2 de noviembre, los festejos en México se inician un día antes con la "llegada de los muertos chiquitos (niños)".

"En México como siempre festejamos todo el día de muertos, no es un día de tristeza, sino de fiesta. El día de Todos los Santos (festividad católica que se celebra el 1 de noviembre) es el día de los muertos chiquitos, vamos a conmemorar a los niños que han muerto. Y el día 2 de noviembre honramos a los muertos grandes, a los adultos", explicó a dpa el maestro en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Iberoamericana José Luis Curiel.

Las ofrendas se trasladan a cementerios, donde se les recuerda a los difuntos no sólo con sus platillos favoritos sino llevándoles la música que más les agradaba en vida.

"Las personas que tenemos fe en estas tradiciones sí sentimos la presencia de los muertos en estos días. Por ejemplo, si tú pones tu ofrenda, lo que está en la ofrenda no lo debes de tocar porque es para tus seres queridos, y si cuando recoges la ofrenda le das una mordida por ejemplo a una manzana, pues ya no te sabe igual, como que pierde la esencia porque ellos se lo llevan", afirmó Murillo.

El aroma de los altares lo ponen el incienso y el cempasúchil, flor femenina que en tiempos precolombinos se asociaba a la diosa Xochiquétzal (pájaro de flores) y al mito de muerte y resurrección solar.

La tradición de festejar la muerte en México proviene de la época preshispánica. En 2003 esta conmemoración fue declarada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

"Es una tradición que se debe seguir y pasarla a nuestros hijos para que no se pierda, porque mucha gente dice: 'es Halloween' y no es verdad porque el Halloween de Estados Unidos es diferente al Día de Muertos de nosotros los mexicanos", concluyó García.