La primavera informal de Marc by Marc Jacobs centra la Semana de la Moda de Nueva York

El diseñador estadounidense Marc Jacobs jugó al despiste con su concepto primaveral, apostando por una temporada holgada, informal y de colores apagados que, con todo, destacaron en una jornada de la Semana de la Moda de Nueva York en la que los locales Vera Wang y Badgley Mischka decepcionaron.

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Una modelo desfila una creación de la marca Marc del diseñador Marc Jacobs, en la Semana de la Moda de Mercedes-Benz en Nueva York (EU).

Marc Jacobs, que apareció en la gala del Met, en mayo pasado, con una temática punk, no se ciñó hoy a lo esperado en su presentación de la temporada primavera-verano 2014 de su marca más accesible, Marc by Marc Jacobs.

Con unos diseños iniciales que repetían vagamente la misma temática cinética que el lunes presentó Carolina Herrera, Marc Jacobs no insistió mucho en esa vía de inspiración y se pasó a los estampados de mariposas vestidas de colores como rosa palo e incluso negro.

Mientras sus trajes de chaqueta dicen adiós al "slim fit" y se acercan al oversize en lo referente a la silueta, apuestan por el estilo aburrido por excelencia: la raya diplomática que, con todo lo anterior, desafía los protocolos y pierde conscientemente su saber estar.

Sin embargo, cuando mira a la moda "high school" lo ha

ce con un plus de lujo, con sedas brillantes y patronajes más cercanos al traje de noche y no duda en ponerse otoñal para las gabardinas de color marrón.

Jacobs, considerado uno de los genios de la moda actual, disfrutó borrando las líneas que separan las categorías. Sus hombres llevan bolsos y portan colores femeninos, los trajes de chaqueta se funden con pijamas. De la misma manera que no teme que, llegada la noche, su inspiración sea algo tan obvio como las estrellas y aplique el plata sobre negro y viceversa.

Rehuyendo la coherencia, Jacobs introdujo sin motivo aparente la fantasía de lentejuelas aguamarina, los plateados galácticos o el colorismo "candy" de manera consecutiva en un fragmento de la colección. Y, en conjunto, sus diseños, parecen destinados a influir en la moda que se verá en la calle en cuestión de meses.

En tanto, en la colección de Louis Vuitton los colores perdieron viveza, los tallajes tendieron a lo holgado y sus modelos enseñaron poca carne en una extensa muestra.

La estadounidense de ascendencia asiática Vera Wang, por su parte, decepcionó. Conocida como la reina de los vestidos de novia, Wang presentó una colección a la que le faltó nervio, a pesar de estar atravesada por elementos tan agresivos como la rejilla o la cinta en la cabeza.

Con Anne Wintour como una de las asistentes, comenzó la mañana en negro y acabó la noche en blanco. Entre medias jugó con casi toda la paleta de colores.

Partiendo de los colores puros, en las intersecciones entre los cruzados que protagonizan su propuesta es donde se alumbran los colores intermedios.

Su primavera se cuela por la espalda de sus vestidos, donde nacen flores, o en la unión del negro y el amarillo, los colores de la avispa.

Sus ombligos al aire buscan la frescura en los modelos negros, pero en general lo veraniego llega de la lado de los tejidos vaporoso y caída suave. A veces sofisticados, a veces tediosos, con excepcionales concesiones al desmelene, con divertidos juegos de azules.

Por su parte, el dúo Badgley Mischka (formado Mark Badgley y James Mischka en 1988) presentó una colección deudora de Audrey Hepburn y Givenchy, en la que el día estaba tomado por el jaspeado o las rayas horizontales, casi siempre en blanco y negro, mientras la noche, que en su escala de tiempo dura más, se llenó de vestidos con miras a las alfombras rojas.

Pese a que James Mischka empezó como biomédico, poca investigación reflejó hoy en el patronaje (con preponderancia de palabras de honor y tirantes), pero mostró caídas elegantes, tejidos como gasas y terciopelos, y los flecos, que protagonizaron un desfile tan correcto como olvidable, tan infalible como poco trasgresor. (EFE)