'José María Velasco: Una Vista de México', que abrirá al público entre el 29 de marzo y el 17 de agosto, reúne una treintena de óleos y dibujos, la mayoría procedentes de colecciones públicas y privadas mexicanas, que recorren cinco décadas de una carrera que le consagró en su país.
Como explica a EFE el comisario adjunto, Daniel Sobrino Ralston, aunque Velasco es todo un símbolo en su tierra natal, suele ser una novedad para las audiencias europeas, más acostumbradas al tipo de paisaje de pincelada suelta y espontánea de sus contemporáneos impresionistas.
En el Reino Unido, sus equivalentes serían el más romántico J.M.W Turner y John Constable, pintoresco y realista, ambos, como él, magos de la luz.
Ciencia e identidad
"Es un pintor que cuida mucho los detalles. Su obra es como una documentación científica y no solo capta de manera bastante objetiva la naturaleza sino también la historia prehispánica", señala el comisario.
En sus lienzos, los inmensos cielos azules, nopales y terrenos desérticos se combinan con actividades humanas y una modernización incipiente, así como con ruinas arqueológicas y biodiversidad.
El cuadro 'Vista del Valle de México desde el Cerro de Santa Isabel' (1877), considerado su gran obra, captura especialmente su sentido de México como fuente de orgullo e identidad.
"Nos cuenta un poco la historia del Valle de México, de la Ciudad de México y de México como país", explica Sobrino.
"En primer plano vemos el águila y el nopal, que figuran en la bandera mexicana. También alude a un acontecimiento histórico, como es la fundación de la ciudad de Tenochtitlán, la capital de los mexica. Y allí, en el centro del cuadro, hay la basílica de la Virgen de Guadalupe durante la época colonial, y en el fondo la ciudad moderna", indica.
Influencia duradera
La exposición londinense se divide en seis secciones que exploran los intereses de Velasco.
En Paisaje e Industria, donde figuran pinturas como 'El Valle de México del Molino del Rey', el pintor explora el impacto de la industrialización en el paisaje.
Flora revela su profunda y permanente atracción por la biodiversidad de México, mientras que en el apartado de Valle de México, Ruinas y Arqueología el artista se centra en las culturas antiguas, con obras como 'Las Pirámides del Sol'.
Destacan también el cactus gigante de 'Cardón'; el detalle botánico de 'Hojas de Mafafa' o 'El cabrío de San Ángel', que muestra a un pastor de cabras cerca de una fábrica.
La sección final recoge sus últimas piezas, que incluyen su elegíaca Gran Cometa de 1882 y Estudio, de 1912.
Velasco, que aprendió del italiano Eugenio Landesio (1810-1879), enseñó a su vez al muralista Diego Rivera (1886-1957), en cuyos paisajes "se puede ver muy claramente la influencia de su maestro", de acuerdo con Sobrino.
Rivera y su esposa Frida Kahlo se convirtieron después en los más conocidos referentes del arte mexicano en el mundo.
Según el comisario, el 'mexicanismo' o pulsión por su tierra que Velasco parece transmitir con su obra "seguramente es algo intencionado".
"En los cuadros más grandes que pintó para mandar a París y a Chicago, puso en su firma: 'José María Velasco pintó México', para que quedara muy claro lo que estaba pintando y quería enseñar al mundo. Estaba mostrando la belleza del paisaje de su país a personas que no lo conocían", concluye.