Según ha informado este jueves la editorial, la publicación se hará de forma simultánea en trece idiomas distintos.
El propio Ai Weiwei ha desvelado hoy en redes sociales la portada, diseñada por él mismo.
Sobre la obra, el artista ha declarado: "La idea de este libro se me ocurrió durante los ochenta y cuando estuve detenido en secreto por el gobierno chino en 2011. Durante esas largas semanas, pensé a menudo en mi padre, un poeta que había sido exiliado durante la campaña antiderechista de Mao Zedong y me di cuenta de lo poco que sabía sobre mi padre y de lo mucho que lamentaba la brecha insalvable que nos separaba".
El artista no quería que su hijo sufriera el mismo pesar y resolvió que, si lo liberaban, escribiría sobre su padre y le contaría a su hijo desde la más profunda honestidad quién es, "qué significa vivir, por qué la libertad es tan preciosa y por qué la autocracia teme al arte".
En "1000 años de alegrías y penas", Ai Weiwei ofrece un retrato de la China de los últimos cien años, al tiempo que ilumina su proceso artístico.
Explora los orígenes de su creatividad y de sus apasionadas convicciones políticas y revela con fuerza la historia de su padre, Ai Qing, íntimo de Mao Zedong y el poeta chino más influyente del siglo XX.
Durante la Revolución Cultural China, Ai Qing fue tachado de derechista y condenado a trabajos forzados y toda la familia, incluido Ai Weiwei, fue desterrada a una zona remota y desolada del país conocida como "la pequeña Siberia".
En sus memorias, Weiwei describe su infancia en el exilio y la difícil decisión de abandonar a su familia para estudiar arte en Estados Unidos, donde se hizo amigo de Allen Ginsberg y se inspiró en Marcel Duchamp y Andy Warhol.
Detalla sin tapujos su regreso a China y su ascenso de artista desconocido a superestrella del mundo del arte y activista internacional de los derechos humanos, y explica cómo su obra ha sido moldeada por vivir bajo un régimen totalitario.
Las esculturas e instalaciones de Ai Weiwei han sido admiradas por millones de personas en todo el mundo y sus logros arquitectónicos incluyen la ayuda en el diseño del icónico Estadio Nacional de Pekín, el Nido del Pájaro.
Su activismo político le ha convertido durante mucho tiempo en un objetivo de las autoridades chinas, que culminó con una detención secreta sin cargos durante unos meses en 2011.