"Monet, Gauguin, Van Gogh: inspiración Japón" exhibe desde el sábado al 18 de enero de 2015 cerca de 400 obras, incluyendo 65 cuadros de genios del impresionismo y postimpresionismo francés como Monet, Degas, Cézanne y Gauguin, en el museo Folkwang de Essen.
La exposición permite ver la deuda de esos maestros con Japón al ofrecer también casi 200 xilografías de artistas nipones como Hokusai, Utamaro o Hiroshige y otras obras maestras del legado plástico japonés.
El llamado "japonismo" se apoderó sobre todo de París después de que la lejana isla oriental se abriera a Occidente en 1854 tras siglos de aislamiento.
Una catarata de objetos objetos artísticos y cotidianos, desde kimonos a cerámicas, comenzaron a llegar en masa a Europa. La sorpresa y la admiración no dejaron indiferentes a casi ninguno de los grandes artistas de la época.
Mientras muchos simplemente se limitaron a copiar motivos japoneses como geishas, flores o abanicos, otros fueron interiorizando aspectos más sutiles de la composición oriental y en particular el estilo de las xilografías niponas.
Van Gogh pintó por ejemplo en 1887 una cortesana japonesa y un año después su famoso "sembrador con el sol poniente", donde el sol redondo y el tronco en primer plano reflejan la clara influencia de las estampas japonesas.
Un año después, el pintor se trasladó a la Provenza porque confiaba en encontrar allí la luz de Japón. "No necesito grabados japoneses. Siempre me digo que aquí estoy en Japón", escribió.
También Claude Monet se construyó con su célebre jardín en Giverny su propio "sueño de lejano oriente", como definió un crítico. Las series del jardín con nenúfares, crisantemos y un puente hacen evidente su inspiración oriental.
Al final de la exposición espera un pequeño gabinete con las populares estampas eróticas japonesas. Las llamadas "Shunga" fascinaron tanto a Pablo Picasso que el genio español las incorporó en su obra tardía a fines de los 60.
"Esto ya no es una moda", escribía el crítico de arte Ernest Chesneau en 1878 sobre la apertura a Japón. "Es una pasión, una locura". El museo de Essen lo demuestra con una claridad pocas veces vista a partir del sábado. (DPA)