Titulada “Las buenas cercas hacen buenos vecinos”, un proverbio popularizado por el poeta estadunidense Robert Frost, la obra se extiende por los cinco condados de la ciudad y constituye el más ambicioso proyecto creado por el Fondo de Arte Público de Nueva York.
La muestra incluye tres muros monumentales, cada uno de los cuales puede ser atravesado y tocado; así como docenas de cercas colocadas en edificios, cientos de carteles con rostros de refugiados colgados de postes, y numerosas fotografías y rejas desplegadas en paradas de autobús.
En el caso de los muros, el más imponente se ubica bajo el arco del triunfo del parque de la plaza Washington. Está compuesto de una serie de barrotes recortados con las siluetas de dos personas, y los transeúntes pueden cruzar a través de él.
El otro muro, una jaula dorada ubicada en el costado sur del Central Park, cuenta también con una apertura por donde se puede entrar y salir, mientras que el tercero, instalado en el parque Corona, en el condado de Queens, puede ser utilizado como banca.
Las rejas están montadas en docenas de edificios de la ciudad; mientras que en los afiches que penden de los postes de luz, los rostros de los refugiados, a veces niños, proyectan al mismo tiempo urgencia y sentido poético en medio del lienzo urbano.
“Vemos barreras en todos lados. Las cercas han sido construidas entre vecinos, para dividir y para fijar un cierto orden. Se trata del territorio, para alejar y para impedir que otros crucen. En general, reflejan un entendimiento erróneo de la humanidad, a menudo brutal y no negociable”, indicó el artista chino.
En un video creado para el proyecto, Ai (nacido en Beijing en 1957) añadió que la obra tiene como objetivo impulsar un diálogo entre los neoyorquinos sobre un fenómeno: la migración y la crisis de los refugiados, por el que en general no sienten responsabilidad.
“Cómo hacer que el individuo sienta responsabilidad, que sea consciente, que diga: 'eso también me afecta a mí, a mis hijos, a mis amigos'. Debe pensar en nuestra condición como seres humanos y pensar en la humanidad como una sola”, afirmó el artista.
En una declaración al diario The New York Times, Ai señaló que cuando fue derribado el muro de Berlín, en 1989, había 11 países con vallas fronterizas o muros. Actualmente, ese número asciende a 70 debido a un aumento del nacionalismo y a “la exclusión hacia migrantes y refugiados”.
El proyecto es erigido en un momento en que el presidente Donald Trump insiste en construir un muro que abarque prácticamente la totalidad de la frontera con México.
Asimismo, ocurre en medio de lo que Naciones Unidas (ONU) ha llamado la crisis de refugiados más grande desde la Segunda Guerra Mundial, con más de 64 millones de personas desplazadas de sus lugares de origen, de las cuales 22.5 millones se consideran refugiadas.
Amar Zaidi, un neoyorquino de 22 años de edad que visitó varias de las obras de las que se compone el proyecto, expresó que le gustaba que la instalación fuera “discreta” y que las piezas hubieran sido colocadas en lugares inesperados de la ciudad.
“Esta discreción refleja la manera en que sucede la expansión y la militarización del Estado en general y, en específico, cuando se trata de los refugiados y los migrantes. En ese sentido, es muy interesante”, opinó Zaidi.
Expuesto desde el 12 de octubre, el proyecto seguirá montado hasta el 11 de febrero de 2018.