De acuerdo con la encuesta más reciente realizada en vivienda por Parametría, el 58 por ciento de los mexicanos dijo tener mucha o algo de confianza en el ejército, mientras que 40 por ciento opinó lo contrario.
Existen diferentes factores que pueden abonar a la confianza de los ciudadanos en esta institución. Uno de estos es el componente histórico, las fuerzas armadas tienen la obligación de defender al país en caso de alguna guerra o intervención, tareas que son difundidas entre la población desde la enseñanza básica.
Otra variable tiene que ver con sus tareas, entre las que destacan la atención en caso de desastres naturales o bien las labores de alfabetización, lo que genera buenas opiniones entre la ciudadanía. Además, su intervención en cuestiones de seguridad pública, sobre todo en estados donde el crimen organizado había penetrado en las organizaciones policiacas.
A pesar del debate que hay en México sobre cuál debe ser el papel del ejército y si debe regresar o no a los cuarteles y dejar los temas de seguridad local, más ciudadanos optan por que dicha institución siga realizando tareas de seguridad. Seis de cada diez entrevistados dijeron preferir al ejército cuidando las calles, mientras que sólo 18 por ciento mencionó que era mejor contar con policías para esta labor. El 20 por ciento de los mexicanos dijo de manera espontánea que no quería a ninguna de las dos instancias.
Si analizamos este dato en el tiempo, podemos ver que a partir de 2008 más mexicanos dijeron preferir al ejercito cuidando las calles sobre la policía, así lo refirió el 66 por ciento de entrevistados, este dato ha sido consistente desde entonces.
No obstante, donde observamos un cambio entre 2010 y 2017 es en el porcentaje de mexicanos que dijeron no preferir ni a la policía ni al ejército cuidando las calles, pues transitó de 7 por ciento a 20 por ciento quienes así lo manifestaron. En esta temporalidad trascienden dos eventos relacionados con el ejército que pudieron influir en este cambio.
Uno de estos eventos es el caso de dos estudiantes asesinados por militares frente al Tecnológico de Monterrey en 2010[1] y el otro es el caso Tlatlaya, Estado de México, donde el ejército realizó 22 ejecuciones extrajudiciales. En ambos hechos las escenas del crimen fueron alteradas y hubo falsas declaraciones sobre lo acontecido por parte de los militares participantes.
Es importante mencionar que a pesar de los eventos donde el ejército se ha visto involucrado en la violación de derechos humanos, seis de cada diez mexicanos (62 por ciento) afirmó sentirse más seguro con la presencia de esta institución en las calles, el 19 por ciento dijo sentirse igual de seguro y sólo 15 por ciento mencionó sentir menor seguridad.
Consistente con el dato ya mencionado, el 64 por ciento dijo que creía necesaria la presencia del ejército en las calles para mejorar la seguridad del país. El 28 por ciento mencionó que no era necesario que el ejército estuviera en las calles y 8 por ciento no supo o no quiso opinar.
Otra pregunta de la encuesta realizada por Parametría indagó sobre si creían o no los mexicanos que el ejército estaba preparado para convivir con la población. Los resultados son similares a los datos reportados anteriormente, 60 por ciento dijo que el ejército sí estaba preparado para convivir con la sociedad mientras que 21 por ciento opinó lo contrario.
A pesar del debate en turno sobre la participación del ejército en las tareas de seguridad, los datos muestran que la ciudadanía -a diferencia de una parte importante del círculo de opinión- apoya la participación del ejército en las calles.